lunes, febrero 29, 2016

Bisiestos siglos - Paul Celan

Bisiestos siglos, bisiestos
segundos bisiestos
nacimientos, novembreantes, bisiestas
muertes,
en automáticos panales archivados
bits
on chips

El poema-menorá de Berlín,

(¿inasilado, in-
archivado, in-
asistido? ¿En
vida?),

estaciones de lectura en la palabra tardía,

puntas de llamas vigilantes
en el cielo,

perfil de crestas bajo el fuego

sensaciones, tejidas
por la helada,

arranque en frío-
con hemoglobina.

jueves, febrero 25, 2016

Puede que lo pierdas todo, hasta la cabeza... - Vila-Matas

Hay ocasiones en que pienso como otros. No. Corrijo. No como otros, sino desde otros: entro en su mente, me dejo llevar. Escribo en automático. Dejo sin querer rastros de mí y es divertido —otras veces ruborizante— descubrir mis ideas, mis palabras, en otras firmas. Supongo que lo mismo les pasa a quienes invado. Y no sé cómo, ciertas noches, Vila-Matas se infiltra en mi cabeza y me roba frases, fragmentos de lo que hay quienes califican como locura. Algo confiesa —¿burlón? ¿Arrepentido?— en Aire de Dylan, que recién leí. Ya quiero leer Marienbad Eléctrico, a ver qué otra idea ha tomado:

"Un escritor es un tipo que se quita los guantes, dobla la bufanda, menciona la nieve, nombra la guerra, se frota las manos, mueve el cuello, cuelga el abrigo y va más allá y se atreve a todo. Si no se atreve a todo, no será jamás un escritor. No lo dijo Bolaño, pero imagino que una noche habría podido decirlo: Si vas a intentarlo, que sea a fondo. Si no, mejor que ni empieces. Puede que lo pierdas todo, hasta la cabeza. A pesar de los momentos horribles, será mejor que cualquier otra cosa que hayas imaginado. Te sentirás a solas con los dioses, y cabalgarás la vida hasta la risa perfecta. Es la única batalla que cuenta". Enrique Vila-Matas

miércoles, febrero 24, 2016

Mnemósine

Llegará el día en que nada seremos, 
siempre lo he sabido.
¿Llegará el día en que no me recuerdes?
¿De qué servirían las palabras, entonces?

La memoria es individual.
Nosotros estamos hechos,
en buena parte, de nuestra memoria.
Esta memoria está hecha,
en buena parte, de olvido.

Cuando quiero recordar, 
olvido 
y a veces recuerdo sin querer,
por eso no escribiría nunca mis memorias:
Escribo en el olvido voluntario
porque no es lo mismo inadvertido 
que desapercibido.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido
alguien recuerda, o no,
alguien, sí, sonríe,
luego alguien existe.

lunes, febrero 22, 2016

Respeto por la inteligencia y la buena voluntad del lector - Umberto Eco

Aún sentimental —triste creo que no es la palabra— por la muerte de Eco, ese abuelo sabio, burlón y siempre listo a soltar verdades, consejos, comparto "Doble codificación", capítulo de Confesiones de un joven novelista. Y ya compartiremos algo más de los dichos del abuelo sobre autor, narrador, protagonista, obra, crítico y lector. Nos leeremos.

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No me cuento entre los malos escritores que dicen que solo escriben para sí mismos. Lo único que los escritores escriben para sí mismos son las listas de la compra, que les ayudan a recordar lo que tienen que comprar y pueden tirar después. Todo el resto, incluidas las listas de la lavandería, son mensajes dirigidos a alguien. No son monólogos; son diálogos.

Ahora, algunos críticos han encontrado que mis novelas contienen un rasgo típicamente posmoderno: la doble codificación.

Fui consciente desde el principio —y así lo dije en Apostillas a «El nombre de la rosa»— de que, sea lo que sea el posmodernismo, yo uso por lo menos dos técnicas típicamente posmodernas. Una es la ironía intertextual: citas directas de otros textos famosos, o referencias más o menos transparentes a los mismos. La segunda es la metanarrativa: reflexiones que el texto hace sobre su propia naturaleza cuando el autor habla directamente al lector. La «doble codificación» es el uso simultáneo de la ironía intertextual y de un encanto metanarrativo implícito. El término lo acuñó el arquitecto Charles Jencks, para quien la arquitectura posmoderna «habla por lo menos a dos niveles simultáneos: a otros arquitectos y a una minoría interesada, preocupada por los significados específicamente arquitectónicos, y al público en general, o a los habitantes del lugar de la construcción, a quienes preocupan otros asuntos, relacionados con la comodidad, la arquitectura tradicional y una forma de vivir». Continúa definiéndolo: «El edificio o la obra de arte posmodernos se dirigen simultáneamente a una minoría, un público que constituye una élite que usa códigos «elevados», y un público de masas que usa códigos populares».

Permítaseme citar un ejemplo de doble codificación de mis propias novelas. El nombre de la rosa comienza contando cómo el autor dio con un antiguo texto medieval. Se trata de un caso flagrante de ironía intertextual, ya que el topos (es decir, el lugar común literario) del manuscrito descubierto tiene un venerable pedigrí. La ironía es doble, y es también una sugerencia metanarrativa, pues el texto explica que la existencia del manuscrito se debe a una traducción del original del siglo XIX, una observación que justifica algunos elementos de la novela neogótica presentes en el relato. El lector común o ingenuo no puede disfrutar la narrativa que sigue, a menos que sea consciente de ese juego de cajas chinas, de esa regresión de fuentes, que confiere al relato un aura de ambigüedad. 

Pero si lo recuerdan, el encabezamiento de la página que habla de la fuente medieval dice "Naturalmente, un manuscrito". Es probable que la palabra "naturalmente" tenga un efecto particular en los lectores sofisticados, que se darán cuenta de que están ante un topos literario, y de que el autor está revelando su «ansia de influencia», ya que (al menos para los lectores italianos) la referencia en cuestión apunta al mayor novelista italiano del siglo XIX, Alessandro Manzoni, quien arranca su libro Los novios declarando como fuente un manuscrito del siglo XVII. ¿Cuántos lectores captaron la resonancia irónica de ese "naturalmente"? No demasiados, pues muchos me escribieron preguntando si el manuscrito existía en realidad. Pero si no captan la alusión, ¿serán capaces de apreciar el resto de la historia y paladear su sabor? Creo que sí. Simplemente, se habrán perdido un guiño adicional. 

Admito que al usar esa técnica de la doble codificación, el autor establece una especie de complicidad silenciosa con el lector sofisticado, y que algún lector común, al no captar la alusión culta, puede tener la sensación de que se le escapa algo. Pero la literatura, creo, no está pensada solamente para entretener y consolar a la gente. Pretende también provocar e inspirar a leer el mismo texto dos veces, quizá incluso varias veces, para poder entenderlo mejor. Así que pienso que la doble codificación no es un tic aristocrático, sino una forma de mostrar respeto por la inteligencia y la buena voluntad del lector.

domingo, febrero 21, 2016

Ghost - Cirice (Official Music Video)

I can see through the scars inside you

Rolita ganadora en la categoría de "Metal" en los premios Grammy. No sé si sea metal —ya hay tantas subdivisiones—, pero suena bien.

sábado, febrero 20, 2016

Es una noche oscura y tormentosa...

Anteayer comentaba en clase de Géneros Periodísticos los aportes y verdades incómodas que contiene Número cero. Ayer platicaba con otros alumnos (de Literatura Universal) sobre la necesidad de (aspirar a) ser El lector modelo (y hoy veremos el texto en Comunicación Oral). Anoche buscaba unas citas de El nombre de la rosa sobre los nombres y la facultad de nombrar, para compartirlas aquí. Hoy ha muerto Umberto Eco.
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Van las citas de El nombre de la rosa:

«Hay un arte secreto que permite nombrar con palabras análogas fenómenos distintos entre sí: es el arte por el cual las cosas divinas pueden nombrarse con nombres de cosas terrenales, y así, mediante símbolos equívocos, puede decirse que Dios es león o leopardo, que la muerte es herida, el goce llama, la llama muerte, la muerte abismo, el abismo perdición, la perdición deliquio y el deliquio pasión».

«Hoy ya no es así; surgen sabios fuera de los monasterios, fuera de las catedrales e incluso fuera de las universidades. Mira, por ejemplo, en este país: el mayor filósofo de nuestro siglo no ha sido un monje, sino un boticario. Hablo de aquel florentino cuyo poema habrás oído nombrar, si bien yo no lo he leído, porque no comprendo la lengua vulgar en que está escrito, y por lo que sé de él creo que no me gustaría demasiado, pues es una disquisición sobre cosas muy alejadas de nuestra experiencia. Sin embargo, creo que también contiene las ideas más claras que hemos podido alcanzar acerca de la naturaleza de los elementos y del cosmos en general, así como acerca del gobierno de los estados. Por tanto considero que, así como también yo y mis amigos pensamos que en lo relativo a las cosas humanas ya no corresponde a la iglesia legislar, sino a la asamblea del pueblo, del mismo modo, en el futuro, será la comunidad de los sabios la que deberá proponer esa teología novísima y humana que es filosofía natural y magia positiva».

«Sólo recuerdo que las emociones del primer instante fueron indecibles, porque ni mi lengua ni mi mente habían sido educadas para nombrar ese tipo de sensaciones. Y así fue hasta que acudieron en mi ayuda otras palabras interiores, oídas en otro momento y en otros sitios, y dichas, sin duda, con otros fines, pero que me parecieron prodigiosamente adecuadas para describir el gozo que estaba sintiendo, como si hubiesen nacido con la única misión de expresarlo. Palabras que se habían ido acumulando en las cavernas de mi memoria y ahora subían a la superficie (muda) de mis labios, haciéndome olvidar que en las escrituras o n los libros de los santos habían servido para expresar realidades mucho más esplendorosas».

«Aunque en nuestra época algunos digan que nomina sunt consequentia rerum, el libro del Génesis es por lo demás bastante claro sobre esta cuestión: Dios trajo ante el hombre todos los animales para ver cómo los llamaría, y cualquiera hubiese sido el nombre que éste les diese, así deberían llamarse en adelante. Y aunque, sin duda, el primer hombre había sido lo bastante sagaz como para llamar, en su lengua edénica, a toda cosa y animal de acuerdo con su naturaleza, eso no entrañaba que hubiera dejado de ejercer una especie de derecho soberano al imaginar el nombre que a su juicio correspondía mejor a dicha naturaleza. Porque, en efecto, ya se sabe qué diversos son los nombres que los hombres imponen para designar los conceptos, y que sólo los conceptos, signos de las cosas, son iguales para todos. De modo que, sin duda, la palabra nomen procede de nomos, o sea de ley, porque precisamente los hombres dan los nomina ad placitum, o sea a través de una convención libre y colectiva».

viernes, febrero 19, 2016

decálogo - Onetti

I.

No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.

II.

No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.

III.

No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.

IV.

No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.

V.

No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.

VI.

No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.

VII.

No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.

VIII.

No olviden la frase, justamente famosa: 2 más 2 son 4; pero ¿y si fueran 5?

IX.

No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.

X.

Mientan siempre.

XI.

No olviden que Hemingway escribió: "Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer."

FIN

jueves, febrero 18, 2016

Diferencias entre cuento y novela - Carmen Roig

1) Las descripciones en una novela pueden ocupar muchas páginas. En un cuento son parte del argumento y ocupan la extensión mínima imprescindible.

2) El diálogo en la novela nos da a conocer los personajes, a veces totalmente. En el cuento, está subordinado a la trama del acontecimiento principal y no es un mecanismo independiente.

3) El tratamiento del tiempo en la novela puede ser extenso. En el cuento, está determinado por su reducida extensión. Precisamente en dichos límites está la fuerza del buen cuento.

4) El personaje en la novela puede ser el elemento fundamental, y su presentación ser tan o más importante que la acción, según de qué novela se trate. El personaje en el cuento está supeditado, al igual que todos los aspectos más arriba enunciados, a la trama y al acontecer.

miércoles, febrero 17, 2016

"Los poetas no tienen nombre. Sólo escriben unos versos, se mueren como todo el mundo..."

Doveglion


SOLÍA PONER comas entre palabra y palabra.
«Para regular la densidad del poema», decía,
para saborear cada vocablo, como Seurat
saboreaba cada gota de color en el lienzo. No
era excentricidad, tampoco exhibicionismo;
el suyo era el más puro amor a las palabras.
Pude haberlo conocido: murió cuando llevaba
cuatro años viviendo en Nueva Jersey (él
llevaba sesenta viviendo en Nueva York),
pero jamás escuché su nombre. Los poetas
no tienen nombre. Sólo escriben unos versos,
se mueren como todo el mundo. Y se sientan
a esperar. Él esperaba en el segundo piso
de una librería, en una mesa de novedades
(que será mañana una mesa de saldos). Allí
estaba: paloma-águila-león escapado del
trópico, acogido por la más franca tiniebla,
sonriendo y sonriendo ante mi confusión.
«¿Es usted un poeta hispano?» No, me dijo.
En casa los más viejos hablaban español
y los más jóvenes contestaban en tagalo.
Pero yo prefería poner comas en inglés.

12 consejos de Roberto Bolaño para escribir cuentos

1. Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.

2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3. ¡Cuidado! La tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Jorge Luis Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Camilo José Cela ni a Francisco Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! 
¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!

8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11. Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.

lunes, febrero 15, 2016

Universidad (al revés) y lingüística - Vanfunfun



Un relato que se parece mucho a ciertas instituciones. No soy mucho de seguir a vloguers, pero es bastante recomendable el canal de este chavo, como lo muestra el siguiente video:

domingo, febrero 14, 2016

Prestigio del amor - César Moro

El amor consagra al amor
Los días sin lluvia
Y como conviene los días bellos
Para el amor y sus preferencias
Al prestigio del más viejo amor
A la lluvia de la palabra amor
Al único amor sin pena sin dicha sin retorno
Al porvenir de los dementes
A los sepultureros a los alegres compañeros de presidio
Al punzante al ardiente recuerdo del tatuaje
A mi amada muerte
A quienes dudan todavía
A los tesoros de los ciegos
A las lágrimas
Al agua al viento al fuego al amor
A la esperanza de quien destroza su amor
Al tormento del fuego y del hielo
A los primeros sucesos que han de señalar la rebelión y la
sangre
A las sábanas de los crímenes pasionales
A las bellas sábanas de los suicidas
A la más tierna culata razón del revólver
A las partidas que hasta el aire soplan
Al plomo de las balas
Para que hasta los no alcanzados
Mueren como perros envenenados
A la congoja de quienes despiertan
A las noches vacías
A mi vida perdida
A la pérdida sin dolor sin retorno sin dicha de la vida
Para que quienes aman y se envilecen en su dicha
Se levanten y lancen las primeras maldiciones
Al huracán
A las mañanas más tristes que todo
Para mejor borrar mi nombre
Para sacudir el polvo y volver al polvo
Para maldecir los instantes al parecer felices
Para el despertador cargado de pólvora
A las estatuas desnudas de la noche
Al mármol perdido
Para carecer de sepulcro
A las señales ígneas del puñal
A los solos a los únicos recuerdos sexuales
A la boca de piedra del amor
Al frío del agua la noche
Para ya nunca volver a comenzar
Al más tierno amor

Bob Sinclar - Love Generation

Kafkiano

(Aforismos, visiones y sueños, de Franz Kafka)

*

«Amor significa que tú eres para mí el cuchillo con el que remuevo mi interior.»

*
«La quiero tanto como soy capaz de querer, pero el amor queda enterrado hasta la asfixia bajo el miedo y los reproches que me hago a mí mismo.»

*

«La figura reservada con la que siempre me encontraba no era la que dice: "no te amo", sino la que dice: "no me puedes amar por más que quieras hacerlo; tú amas, infeliz, al amor que sientes por mí, pero el amor que sientes por mí no te ama a ti". Por consiguiente resulta inexacto decir que he experimentado la palabra "te amo", sólo he experimentado la serenidad paciente que habría debido ser interrumpida por mi "te quiero"; sólo eso he experimentado, si no nada.»

sábado, febrero 13, 2016

Truenos

Y cuando despertó, después de una noche atestada de truenos, tuvo que meter la mano en la boca del dinosaurio y sacarle las balas.


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Actualidad - Martín Caparrós

«La actualidad es un mito que funciona: los medios la usan para convencernos de que debemos beber ansiosos lo último que han hecho los políticos y otros siliconados que hacen cosas para que salgan en los medios –que se venden gracias a esa superstición. Pero nadie le debe tanto como las grandes editoriales, disqueras, distribuidoras de películas, que viven de que creamos que lo que nos importa, aquí y ahora, es eso que lanzaron la semana pasada. Y los medios, por supuesto, compran y colaboran: quizá comenten un libro mío en lugar de hablar del de Calvino o el de Berger. Con lo cual trabajan para la industria más que para los lectores: perpetúan el mito, lo validan, lo inflan. Datan el arte, lo hacen arte-del-año, postulan que la última novela de Ken Follett nos dice más que la primera de Flaubert, un suponer».

viernes, febrero 12, 2016

Sobre la literatura (2) - Steven Pinker

Tomado de Cómo funciona nuestra mente:

»Pero la literatura no sólo deleita, sino que instruye. El especialista en informática Jerry Hobbs ha llevado a cabo la ingeniería inversa de la narrativa de ficción en un ensayo que tentativamente ha titulado "¿Los robots llegarán a tener literatura?". Las novelas, concluía finalmente, funcionan como experimentos. El autor coloca a un personaje ficticio en una situación hipotética en un mundo por lo demás real donde los hechos comunes y corrientes, así como las leyes habituales se cumplen, y permite al lector explorar las consecuencias. Podemos imaginar, que en Dublin vivía una persona llamada Leopold Bloom con la personalidad, la familia y la ocupación que James Joyce le atribuyó, pero, protestaríamos si leyéramos de repente que el desfile no es en honor del rey Eduardo sino de la reina Eduardina. Incluso en la ciencia ficción, donde en ciertos momentos se nos pide que suspendamos nuestra fe en unas pocas leyes de la física, cuando, por ejemplo, se trata de enviar a los protagonistas hasta la galaxia más cercana, los acontecimientos se sucederán siempre según un encadenamiento válido de causas y efectos. Una historia surrealista como La Metamorfosis de Kafka se inicia con una premisa contrafactual —un hombre puede devenir insecto— y despliega las consecuencias en un mundo donde todo lo demás continúa siendo lo mismo. El protagonista conserva su conciencia humana y le seguimos mientras se desarrolla la trama y reaccionamos ante él como personas de carne y hueso reaccionarían frente a un insecto gigante. Sólo en la ficción que trata de la lógica y la realidad, como Alicia en el País de las Maravillas, pueden ocurrir todo tipo de cosas extrañas.

»Una vez que el mundo ficticio queda establecido, al protagonista se le da una meta y vemos cómo la persigue superando obstáculos. No es ninguna coincidencia que esta definición estándar de la trama sea idéntica a la definición de la inteligencia sugerida en el capítulo 2. Los personajes de un mundo de ficción hacen exactamente lo que nuestra inteligencia nos permite hacer en el mundo real. Contemplamos lo que les acontece y tomamos nota mentalmente de los resultados a que conducen las estrategias y las tácticas que utilizan para ir en pos de sus metas.

»¿Cuáles son esas metas? Un darwiniano respondería que en última instancia un organismo tiene sólo dos: sobrevivir y reproducirse. Y precisamente son estas dos metas las que guían a los organismos humanos en la ficción. Casi todas las tramas que aparecen enumeradas en el catálogo de Georges Polti vienen definidas por el amor o el sexo o una amenaza a la seguridad del protagonista o un familiar suyo (por ejemplo, "celos infundados", "venganza pariente por pariente" y "descubrimiento de la deshonra del amado/amada"). La diferencia entre ficción para niños y ficción para adultos se podría resumir en dos palabras: sexo y violencia. El homenaje que Woody Alien rindió a la literatura rusa se titulaba en inglés Love and Dead. Pauline Kael se inspiró para poner título a uno de sus libros sobre crítica cinematográfica en un cartel de cine italiano que contenía "el enunciado más sucinto imaginable del atractivo básico de las películas": Kiss Kiss Bang Bang

jueves, febrero 11, 2016

Vivir - Jaime Ferran

Vivir es la costumbre de ir muriendo,
de no saber morir. Es la costumbre.
Un pájaro de fuego cuya lumbre
abrasa el alma mientras va cayendo.
Vivir es atender desatendiendo
la llanura por ir hacia la cumbre.
Es inquirir entre la muchedumbre
la senda que se irá desvaneciendo.
Es búsqueda y hallazgo a cada paso
para seguir buscando y encontrando
la misma aurora, el sol, el mismo ocaso.
Es poder descansar sin saber cuándo.
Sin saber. Aquí. Siempre. En cada caso
para seguir muriendo y esperando...

Sobre la literatura (1) - Steven Pinker

Tomado de Cómo funciona nuestra mente:

«"El hecho es que me siento bastante feliz al ver una película, incluso si es mala. Otras personas, en cambio, según he leído atesoran, momentos memorables en sus vidas". Como mínimo el narrador de la novela El cinefilo deWalker Percy reconoce la diferencia. Las emisoras de televisión reciben cartas de los espectadores de comedias de enredo con amenazas de muerte para los personajes de los malos, consejos para los que han sido abandonados en el amor y regalitos para los bebés. De los aficionados al cine mexicanos se sabe que disparan contra la pantalla. Los actores se quejan de que sus seguidores les confunden con los papeles que interpretan; Leonard Nimoy escribió unas memorias con el título No soy Spock; finalmente se rindió y escribió otro libro titulado Soy Spock. En la prensa aparecen noticias como éstas de forma regular, en general, insinuando que la gente hoy en día se ha embobado y no sabe distinguir la fantasía de la realidad. 

»Horacio escribió que el propósito de la literatura es "deleitar e instruir", una función de la que se hizo eco siglos más tarde John Dryden cuando definió una obra como "una imagen justa y viva de la naturaleza humana, que representa sus pasiones y estados de ánimo, así como los cambios de fortuna a los que se halla sujeta; para deleite e instrucción de la humanidad". Resulta práctico distinguir entre deleite, tal vez un producto de una tecnología inútil para presionar nuestros botones del placer, y la instrucción, tal vez un producto de una adaptación cognitiva.

»La tecnología de la ficción expresa una simulación de la vida en la cual participa un público desde la comodidad de su cueva, sofá o butaca del cine. Las palabras evocan imágenes mentales, que activan las partes del cerebro que registran el mundo cuando realmente lo percibimos. Otras tecnologías infringen los supuestos de nuestro aparato perceptivo y nos embaucan con ilusiones que, en parte, duplican la experiencia de ver y oír sucesos reales. Estas tecnologías incluyen disfraces, maquillajes y caracterizaciones, escenarios, efectos especiales y de sonido, cinematografía y animación. Tal vez en un futuro no muy lejano añadiremos la realidad virtual a esta lista, y en un futuro algo más distante las sensaciones del soma descritas por Aldous Huxley en Un mundo feliz.

»Cuando las ilusiones funcionan, la pregunta "¿Por qué disfrutamos de la ficción?" no encierra ningún misterio, ya que es idéntica a la pregunta "¿por qué disfrutamos de la vida?" cuando quedamos absortos en la lectura de un libro o entramos en una película, llegamos a ver paisajes que cortan la respiración, nos codeamos con gente importante, nos enamoramos de hombres y mujeres encantadores, protegemos a los seres queridos, alcanzamos metas imposibles y derrotamos a perversos enemigos. ¡No está nada mal por el precio que vale una entrada o un libro!

»Cierto es que no todos los relatos tienen finales felices. ¿Por qué pagar una entrada que cuesta lo suyo si presenta una simulación de la vida que nos hace sentir desgraciados? A veces, como sucede en las películas de arte y ensayo, se trata de ganar prestigio social ejerciendo el machismo cultural, es decir, sufrir un vapuleo emocional para diferenciarnos de los burdos ignorantes que, en realidad, van a ver películas para disfrutar sólo de sí mismos. A veces, el precio lo pagamos para satisfacer dos deseos incompatibles: historias con finales felices e historias con finales impredecibles, que preservan la ilusión de un mundo real. Tienen que existir algunas historias en las que el asesino liquide a la heroína en el sótano o nunca sentiríamos el suspense y el alivio en aquellas historias en las cuales logra escapar. El economista Steven Landsburg observaba que los finales felices predominan cuando ningún director está dispuesto a sacrificar la popularidad de su película por el mayor bien que supondría un mayor suspense en las películas en general.

»Pero, entonces, ¿cómo explicar la existencia de obras sentimentaloides que están dirigidas a un mercado de espectadores que disfrutan cuando se les engaña y se les hace sentir pena? El psicólogo Paul Rozin añade a las obras sentimentaloides otros ejemplos de masoquismo como son fumar, patinar, comer pimientos picantes o hacer sauna. El masoquismo benigno, recuerda Rozin, es como el impulso que hace expulsar el techo de la cabina en la prueba que Tom Wolfe hace pasar a los pilotos de aviación: amplía la gama de opciones de vida al poner a prueba, con pequeños incrementos, cuál es el límite que les separa del desastre sin caer de forma irreparable en él. Cierto es que la teoría sería huera si ofreciera una explicación lisa y fácil de todo acto inexplicable y, además, sería falsa si predi- jera que los seres humanos pagarán por sentarse en un asiento que esté tachonado de alfileres. Pero la idea es más sutil. Los masoquistas benignos tienen que confiar en que no padecerán ningún daño grave. Tienen que acelerar el desarrollo del daño o el miedo según unos incrementos medidos. Además, deben tener la oportunidad de controlar y mitigar el daño.


miércoles, febrero 10, 2016

Miércoles de Ceniza - T.S. Eliot

I

Porque no abrigo esperanzas de volver otra vez
porque no abrigo esperanzas
porque no abrigo esperanzas de volver
ansiando el don de este hombre de este otro sus andanzas
no lucho por llegar hacia esas cosas
(¿Por qué no ha de abrir el halcón sus alas ya andrajosas?)
¿Por qué he de lamentar
el perdido poder del reino usual ?

Porque no abrigo esperanzas de conocer otra vez
la cierta hora de tan incierta gloria
porque no pienso así
y porque sé que no conoceré
la única veraz potencia transitoria
puesto que he de beber, ahí,
donde florecen los árboles y las vertientes fluyen,
                                        porque otra vez no hay nada.
Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempo
y que el lugar es siempre y solamente un lugar
y que lo que es actual lo es sólo en cierto tiempo
y para un solo lugar
me alegro que sean así las cosas
y renuncio a la vez
a la sagrada faz y también a la voz
entonces, como no me es posible pensar que he de volver
me regocijo al tener que construir algo que me proporcione regocijo

Y ruego a Dios que nos tenga misericordia
ruego que nos haga olvidar
estos asuntos que originan en mí tanta discordia
ya que los he discutido y me los he explicado demasiado
porque no abrigo esperanzas de volver otra vez
que estas palabras respondan
por lo que ya se ha hecho que no se hará otra vez
y que se nos juzgue con misericordia
porque con estas alas no es posible volar
son simples abanicos y para abanicar
un aire seco ya y muy reducido
más seco, más reducido que la voluntad
enséñanos a sentir y a prescindir,
danos tranquilidad.

Ora por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Ora por nosotros por ahora y en la hora de nuestra muerte.

Versión de Jorge Elliott

martes, febrero 09, 2016

Máscaras y plumas

Alexandro Roque

Este fin de semana desempolvé mi máscara blanca y deambulé por la avenida Marquês de Sapucaí, por la Primeiro de Março y la avenida Antonio Carlos. Tras varias horas de vuelo pude escapar del invierno rumbo al infierno tan querido, a esas calles donde estas noches, a contratiempo de lo que dicen los esquemas de la comunicación, el ruido es el mensaje.

"Sólo el mineral no danza", escribió Murilo Mendes.

Hace años que no caminaba por ahí, perdido en la multitud, desde que en hombros de mi abuelo veía a los blocos y quería ser parte de ellos. Mocedades... ¿hay otro nombre para una escuela de baile? Y todo mundo ríe en la amnesia colectiva, enmascarado adrede, sin fingir. "Ah, ¿Roque santeiro?", se burlaron algunos cuando me presentaba ante ellos. Ellos se presentaron como Orfeo, como Giacomo, pero no me burlé. Seguramente lo eran. Si ahí a tanta gente le salen alas, ¿por qué no iban a serlo? Es uno de los pocos lugares donde ni la edad ni el sexo, ni el género ni el número, parecen importar.

Virgilio no apareció, anduve solo entre la multitud buscando la rosa de Hiroshima. Fui a saludar a Ledo Ivo pero él no tenía tiempo de quedarse. Entre el jet lag y las caipirinhas todo el viaje fue mareo. No hizo falta que me subiera a un carro: yo mismo soy una alegoría, ya habrá tiempo para una procesión en silencio.


Viajé de regreso toda la noche, leyendo a Lancastre (y compañía): "Interpretar un personaje, Hacerte pasar por lo que no eres. Fingir. El irónico y taimado festival. La gran fiesta de la astucia y de la mascarada. Algún día lo comprenderás". Viajé cansado, recostado en el único recuerdo que me traje: una almohada rellena de plumas de colores, plumas de carnaval. Quién sabe cuántas criaturas puedan vivir en ella.

lunes, febrero 08, 2016

"El verbo es el valor real de la obra maestra" - Vladimir Nabokov

«Aprecio mucho a Freud como autor cómico. Las explicaciones que da sobre las emociones de sus pacientes y sus sueños son de un burlesco increíble, pero hay que leerlo en la lengua original. No entiendo cómo se le puede tomar en serio. No hablemos más de eso.

»Muchas veces me preguntan quién me gusta y quién no, entre los novelistas, comprometidos o no, de mi siglo maravilloso. Primero, no aprecio al escritor que no ve las maravillas de este siglo, las pequeñas cosas, la ropa masculina informal, el cuarto de baño que substituye al lavabo inmundo. Las grandes cosas como la sublime libertad de pensamiento en nuestro doble occidente. ¡Y la luna! Recuerdo con qué escalofrío delicioso, envidia y angustia, miraba yo en la televisión los primeros pasos flotantes del hombre sobre el talco de nuestro satélite y cómo despreciaba a quienes decían que no valí la pena gastar tantos dólares para pisar el polvo de un mundo muerto. Detesto pues a los divulgadores comprometidos, a los escritores sin misterio, a los infelices que se alimentan con los elixires del charlatán vienés. Aquellos que aprecio saben que sólo el verbo es el valor real de la obra maestra. Principio tan viejo como verdadero, y eso no ocurre a menudo. No es preciso dar nombres, nos reconocemos por un lenguaje de signos, a través de los signos del lenguaje, o bien, al contrario, todo nos irrita en el estilo de un contemporáneo detestable, incluso sus puntos suspensivos.»

Entrevista completa acá

sábado, febrero 06, 2016

Rubén Darío

No obstante

¡Oh, terremoto mental! 
Yo sentí un día en mi cráneo 
como el caer subitáneo 
de una Babel de cristal. 

De Pascal miré el abismo, 
y vi lo que pudo ver 
cuando sintió Baudelaire 
«el ala del idiotismo». 

Hay, no obstante, que ser fuerte; 
pasar todo precipicio 
y ser vencedor del Vicio 
de la Locura y la Muerte.

* * * * * 

Filosofía 

Saluda al sol, araña, no seas rencorosa.
Da tus gracias a Dios, ¡oh, sapo!, pues que eres. 
El peludo cangrejo tiene espinas de rosa
y los moluscos reminiscencias de mujeres.
Sabed ser lo que sois, enigmas siendo formas;
dejad la responsabilidad a las Normas, 
que a su vez la enviarán al Todopoderoso...
(Toca, grillo, a la luz de la luna, y dance el oso.)

viernes, febrero 05, 2016

Leyes

Pensión de más de 30 mil mensuales por 3 años de trabajo en el magisterio...
CNDH emite recomendación a la Marina por caso de tortura y violencia sexual.
El operativo funcionó...
Comentamos como propio lo que piden los anunciantes.
El salario mínimo viola la Constitución al no alcanzar para la canasta básica.

[Con los titulares de cada día en México se arma un cadáver (nada) exquisito]
[¿Constitución? ¿A quién o a qué constituye ese libro 
al cual las autoridades 
son las primeras en desdeñar?]

...

Las leyes son para que las cumplan
los pobres.
Las leyes son hechas por los ricos
para poner un poco de orden a la explotación.
Los pobres son los únicos cumplidores de leyes
de la historia.
Cuando los pobres hagan las leyes
ya no habrá ricos.
Roque Dalton

jueves, febrero 04, 2016

Contradicción - Walt Whitman

(Hojas de hierba, fragmentos)

No soy sólo el poeta de la bondad, acepto también serlo de lo inicuo y lo malvado,
¿Qué son esos discursos que nos cuentan de vicios y virtudes?
El mal me sugestiona, y lo mismo la reforma del mal, mas sigo imperturbable.
¿Soy un inquisidor, un hombre que desprecia cuanto encuentra a su paso?
No soy más que aquel hombre que riega las raíces de todo lo que crece.
¿Te temes que la terca preñez sólo engendre tumores?
¿Pensabas que las leyes que rigen a los astros admiten ser cambiadas?
Encuentro el equilibrio en un lado lo mismo que en su opuesto.
Las doctrinas flexibles nos ayudan lo mismo que ayudan las más firmes,
Las ideas y acciones del presente nos despiertan y mueven,
Ningún tiempo es más bueno para mí que este ahora que me viene a lo largo de millones de siglos.
No hay nada de asombroso en las acciones buenas de antes o de ahora,
Lo asombroso es que siempre existan los malvados o los hombres sin fe.
Se borran el pasado y el presente, pues ya los he colmado y vaciado,
Ahora me dispongo a cumplir mi papel en el futuro.

¿Que yo me contradigo?
Pues sí, me contradigo. ¿Y qué?
(Yo soy inmenso, contengo multitudes.)
Me dirijo a quienes tengo cerca y aguardo en el umbral:
¿Quién ha acabado su trabajo del día? ¿Quién terminó su cena?
¿Quién desea venirse a caminar conmigo?

miércoles, febrero 03, 2016

La rana que quería ser una rana auténtica - Augusto Monterroso

Había una vez una rana que quería ser una rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.

Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.

Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.

Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.

martes, febrero 02, 2016

Cortinas de humo

Fumar es dañino, pero fumo mientras escribo. Humo en el agua y en la pantalla. No lo recomiendo. Creo lo que creía Cabrera Infante: "Es como una pasión: primero se le prende, luego arde rojo, violeta, violento, virulento, luego crea ascuas y cría cenizas: una pasión consumida. Es materia recreada, arte que arde".

Signo y símbolo (fálico, según herr Freud), el (puro) (cigarro) (cigarrillo) está a punto de ser prohibido en el cine, en la televisión. La Organización Mundial de la Salud ha "sugerido", entre otras recomendaciones (calificadas por algunos como censura), que películas donde aparezcan fumadores no sean aptas para menores. 


La prohibición de representar a personajes fumando en la pantalla parece dar la razón a los psicoanalistas ortodoxos que, desde hace décadas, nos venían explicando que el cigarrillo es un símbolo fálico, por lo que su representación constituía una forma de pornografía subliminal: algunos espectadores lo sabíamos desde que Rita Hayworth, en Gilda, lució su boquilla entre sus labios apetitosos. Pero los operadores de fotografía le tenían gran cariño a los cigarrillos, pues las volutas de humo, las hilachas blanquecinas en contraste con fondos negros, la evolución de sus espirales, las columnas plásticas ascendentes pertenecían al ámbito más excelso de la fotogenia. En efecto, resulta muy difícil disociar las atmósferas del cine negro del claroscuro rasgado por ese flujo blanquecino que le aporta el humo del tabaco. Mientras que en las películas románticas servía más bien como fetiche seductor, emanado del falo postizo que emergía entre unos labios carnosos.

Y adiós a Pinocho, a Cruela, a Bender, a la Oruga de Alicia, sin contar los periódicos que nerviosamente se fumaba doña Borola. No más Cantinflas o Mauricio Garcés o Groucho Marx, y que se reduzca la exhibición de Pulp Fiction, Trainspotting o aquella de Paul Auster, Cigarrillos.

Me preocupan las prohibiciones tajantes, las satanizaciones. Igual con el rock o con los narcorridos. Sí, los fumadores deben (debemos) respetar. Hay muchos cambios que se deben hacer pero no cosméticos ni prejuiciados.

Es como la colocación de imágenes y lemas en las cajetillas: creer que con cambios en lo icónico va a cambiar lo simbólico es pueril. Cortinas de humo ante lo primordial. Las empresas contaminantes de tierra y agua, de venta de armas y de drogas duras, siguen intocables. Sólo se pasteurizan, se muestran como orgánicas y libres de gluten.

La vida moderna casi obliga a vivir con algún vicio. Por no hablar de paracetamol y otros medicamentos, añadiría las redes sociales, los videojuegos o las series y telenovelas a lo que escribió Jardiel Poncela: “El amor, el tabaco, el café y, en general, todos los venenos que no son lo bastante fuertes para matarnos en un instante, se nos convierten en una necesidad diaria”.

lunes, febrero 01, 2016

De hadas y héroes - GK Chesterton

«El problema del cuento de hadas es éste: ¿qué hará un hombre sano en un mundo fantástico? El problema de la novela moderna realista es: ¿qué hará un hombre loco en un mundo tardo e insípido? En los cuentos de hadas el cosmos enloquece pero el héroe no enloquece. En las novelas modernas el héroe está loco antes de que el libro empiece, y sufre por la firmeza inconmovible y la cruel cordura del cosmos […] la moderna literatura tiene a la locura como centro. Por consiguiente, pierde hasta el interés de la demencia. Un lunático no es interesante para sí mismo, porque es enteramente serio; eso es lo que le hace ser lunático. Un hombre que piensa ser un huevo pasado por agua es ante sí mismo una cosa tan sencilla y corriente como un huevo pasado por agua. […] Sólo la cordura puede ver en la locura incluso una violenta poesía».