Hace seis años surgió este blog con el nombre de Crimentales debido al coraje de ver como el gobierno, las instituciones, los medios, en fin, El Gran Hermano, nos vendían una verdad, nos cambiaban el pasado, inventaban una realidad. Como en la novela de George Orwell, el pensamiento opositor fue visto como crimen, lo individual como traición a las instituciones, y se nos dio en cambio una realidad que hoy niega más de 60 mil muertos.
Nunca había visto tanta efervescencia en torno a unas elecciones como las de este domingo, con muchas ofensas de uno y otro lado, con porras y humor. Las redes sociales mucho han contribuido. Los medios internacionales, los independientes en la red, los intelectuales. Los jóvenes llevan la delantera, como siempre, y espero que sea para bien de un México muy lastimado. Quiero creer que el crimental dejará de serlo, porque en todas partes hay crimentalistas que ya no creen, quiero creer que ya no le es tan tan fácil al Ministerio de la Verdad hacernos creer que dos y dos son cinco, o tres, o cinco y tres al mismo tiempo.
No confío en los partidos (no dejes nunca de desconfiar de las instituciones, dice Reichmann) pero decidí mi voto: ni regreso a un pasado de transas ni la distopía vendida como defensa de la patria. En lo local no hay muchas opciones (muchos chapulines y con malos antecedentes) y las instituciones electorales locales (junta del IFE y Ceepac) no son muy confiables que digamos, en fin. No se vale votar por miedo, por coerción, por chantajes. Ojalá todo salga bien, y dentro de las magras posibilidades haya cambios positivos, y que la crítica sea dura para unos y otros, con respeto.
No más 1984, no más 2006. Votos diferenciados, congruentes, de corazón. A votar y que lo ciudadano no se quede en un día ni en un dedo manchado... Que no manchen.
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