Desde las instituciones tratan de imponer (ya la impusieron oficialmente) la verdad que crearon, por más inverosímil que sea.
Apresuradamente, otra vez pretenden que nos traguemos una telenovela, un mal personaje. Antes de cumplir sus mismas reglas (tiempos, recuentos, investigación de irregularidades), legitiman y descalifican a su antojo, se adelantan o callan. Para ellos no hay muertos, boletas quemadas, robos de urnas, jóvenes encarcelados... Para ellos dos y dos son cinco.
Y otra vez la misma transa...
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