Ilustración: Brígido Roque
Cuando yo era niño, en los libreros de la casa paterna había libros que releí muchas veces, tanto que terminaron deshojados varios, casi todos. Entre ellos estaban Vida, pasión y muerte del mexicano y Humor con agua bendita, escritos con elegancia y con humor, con estilo ameno pero que mostraba un gran conocimiento. No sabía entonces que el autor vivía en la misma ciudad, pero luego supe que era el mismo gordito chapeteado de lentes redondos que conducía un programa decembrino en la televisión local, para conseguir ayuda para niños enfermos o en pobreza extrema.
Vaya, pensé, se puede ser escritor aquí, en San Luis.
Con otros niños ganadores de un concurso internacional de pintura me tocó estar como invitado en Camino a Belén, el citado programa. Era el primer programa del año. Fue entonces que vi al padre Peñalosa dando indicaciones a los camarógrafos: "nada de tomas lejanas, necesitamos que la gente vea las heridas, el daño, las caritas de los niños y sus mamás para que ellos tengan lo que necesitan.
Lo seguí leyendo: El ángel y el prostíbulo, Cien mexicanos y Dios, Elogio de la silla, Más humor con menos agua bendita. Lo reencontré cuando empecé de periodista de las fuentes cultural y religiosa; el pater era vocero del arzobispado junto con Darío Pedroza y cada miércoles presidía una conferencia de prensa. Mientras esperábamos a que llegaran las decanas de la fuente religiosa, Cleta y Queta, hubo sabrosas pláticas sobre lo que me faltaba por leer, y chistes de todos los colores que sólo el sabía.
Con otros niños ganadores de un concurso internacional de pintura me tocó estar como invitado en Camino a Belén, el citado programa. Era el primer programa del año. Fue entonces que vi al padre Peñalosa dando indicaciones a los camarógrafos: "nada de tomas lejanas, necesitamos que la gente vea las heridas, el daño, las caritas de los niños y sus mamás para que ellos tengan lo que necesitan.
Lo seguí leyendo: El ángel y el prostíbulo, Cien mexicanos y Dios, Elogio de la silla, Más humor con menos agua bendita. Lo reencontré cuando empecé de periodista de las fuentes cultural y religiosa; el pater era vocero del arzobispado junto con Darío Pedroza y cada miércoles presidía una conferencia de prensa. Mientras esperábamos a que llegaran las decanas de la fuente religiosa, Cleta y Queta, hubo sabrosas pláticas sobre lo que me faltaba por leer, y chistes de todos los colores que sólo el sabía.
Al encontrarnos en las librerías él ya llevaba varios ejemplares en las manos, me regalaba alguno y me recomendaba muchos más. Cuando pedí una beca para el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, Peñalosa me hizo el honor de darme su aval.
Ojalá se llegue a reconocer en su real dimensión la obra de Peñalosa, sobre todo su poesía, religiosa y no, siempre vital. Platicaba hace unos días con el profe Armando Adame sobre el riesgo de los poetas por caminar al filo de lo cursi, de lo sentimentaloide, riesgo del que sólo unos cuantos pueden salir invictos, y del que Peñalosa salió incólume. La poesía completa de Peñalosa está publicada por el gobierno potosino (Hermana poesía, Ponciano Arriaga, 1997), y el año pasado, en su aniversario luctuoso (17 de noviembre), se organizó un maratón de lectura de su obra. Pero no basta, hay que reeditar la obra en ediciones accesible$ a los chavos y promover el estudio de su obra en las incipientes licenciatura y maestría en letras. Diría un amigo: es un buen tema de tesis.
Su poesía debe ser leída porque, como escribió Javier Sicilia, "a diferencia de otros poetas y sacerdotes religiosos, Peñalosa vivió y experimentó el mundo no como una teofanía del Cielo, sino como su presencia misma. Por ello su canto y su vida fueron una constante celebración y una búsqueda del acogimiento. Para Peñalosa el mundo es una bienaventuranza. Si no estuviera prometido el encuentro cara a cara con Dios, este mundo le habría bastado. Por eso su poesía nunca es desgarradora, sino alegre y puntuada de humor".
Hace unos días, con motivo del año nuevo, presa del espíritu cursilón y emo de las fiestas, envié a familiares y alumnos un powerpoint de esos de imágenes bucólicas con el poema Os votos (te deseo), atribuido a Victor Hugo, aunque es en realidad del poeta brasileño Sergio Jockymann (1930). Y atribuido a Hugo, a veces con algún comentario aclaratorio, así anda el poema de trazas cursis brincando en las cuentas de correo, con las mejores intenciones.
Don Quijote nunca dijo aquello de "los perros ladran, Sancho, señal es que cabalgamos", ni Sherlock Holmes le atizó a su compañero eso de "elemental, mi querido Watson" (por cierto, la película es buena, luego la comentamos)... Mucho se dijo, aún se dice, que el texto "La marioneta", atribuido a Gabriel García Márquez, constituía su despedida, aunque mucho se ha intentado aclarar que el texto es de un titiritero que salía en Televisa, y cuentan que cuando Gabo lo supo dijo: "Lo que me puede matar es que alguien crea que escribí una cosa tan cursi. Esto es lo único que me preocupa". Plagio, hoaxes, vox populi, historias cruzadas, inspiraciones paralelas, el caso es que la autoría no corresponde. Un caso reciente y cercano es el del escritor Ignacio Betancourt demandando por plagio al director de la película Morenita. Ya lo comentaremos.
Algo así pasa con un texto de Joaquín Antonio Peñalosa. Su texto "Entrevista con Dios", publicada en El ángel y el prostíbulo (Jus, México, 1977), contiene un fragmento que ha sido circulado en cartelitos, powerpoints, páginas de Internet y tarjetitas, plagiado y registrado por "escritores" y poetas de otros idiomas y vuelto "a traducir" al español ad nauseam.
Alguna palabra cambiada, una sonrisa o lágrimas de Dios y lugares comunes le han sido aderezados al texto de Peñalosa, que es como sigue:
En San Luis Potosí era común una frase que surgió con el nombre del obispo Ignacio Montes de Oca pero que terminó siendo: "Nooo, ¿qué dirán los Meade y el padre Peñalosa?"
Y como dijo JAP:
Don Quijote nunca dijo aquello de "los perros ladran, Sancho, señal es que cabalgamos", ni Sherlock Holmes le atizó a su compañero eso de "elemental, mi querido Watson" (por cierto, la película es buena, luego la comentamos)... Mucho se dijo, aún se dice, que el texto "La marioneta", atribuido a Gabriel García Márquez, constituía su despedida, aunque mucho se ha intentado aclarar que el texto es de un titiritero que salía en Televisa, y cuentan que cuando Gabo lo supo dijo: "Lo que me puede matar es que alguien crea que escribí una cosa tan cursi. Esto es lo único que me preocupa". Plagio, hoaxes, vox populi, historias cruzadas, inspiraciones paralelas, el caso es que la autoría no corresponde. Un caso reciente y cercano es el del escritor Ignacio Betancourt demandando por plagio al director de la película Morenita. Ya lo comentaremos.
Algo así pasa con un texto de Joaquín Antonio Peñalosa. Su texto "Entrevista con Dios", publicada en El ángel y el prostíbulo (Jus, México, 1977), contiene un fragmento que ha sido circulado en cartelitos, powerpoints, páginas de Internet y tarjetitas, plagiado y registrado por "escritores" y poetas de otros idiomas y vuelto "a traducir" al español ad nauseam.
Alguna palabra cambiada, una sonrisa o lágrimas de Dios y lugares comunes le han sido aderezados al texto de Peñalosa, que es como sigue:
—Pasa —me dijo—, ¿conque quieres entrevistarme?
—Bueno, si es que tienes tiempo…
Se sonrió por entre la barba.
—Mi tiempo se llama eternidad y alcanza para todo.
—Señor, qué envidia.
—¿Qué preguntas vas a hacerme?
—Ninguna nueva ni difícil para ti. Por ejemplo, ¿qué es lo que más te divierte de los hombres?
—Que se aburren de ser niños por la prisa de llegar a adultos y luego suspiran por regresar a niños. Que primero pierden la salud para tener dinero y en seguida pierden el dinero para recuperar la salud. Que de pensar ansiosamente en el futuro descuidan su hora actual, con lo que ni viven el presente ni el futuro. Que viven como si no fueran a morirse, y se mueren como si no hubieran vivido...
En San Luis Potosí era común una frase que surgió con el nombre del obispo Ignacio Montes de Oca pero que terminó siendo: "Nooo, ¿qué dirán los Meade y el padre Peñalosa?"
Y como dijo JAP:
“No se escribe al margen de la propia vida. Escribir es una forma de vivir, de autorrealizarse, de dar sentido y plenitud al hecho efímero y trascendente de ser hombre. Ser escritor y ser hombre no son dos líneas más o menos paralelas que a veces se tocan. Todo se funde en una síntesis esencial. Escribo, luego existo. Existo, luego escribo”.
“Me cuesta mucho escribir lo que sea. Soy hijo del desierto, de este árido altiplano potosino donde una rosa apunta un milagro”.
“Escribir un poema duele. Dichosos los que gozan al crear. Mi pequeño grano de trigo sabe de sepulturas, de cribas y de hoces. Noche oscura, llama de amor viva”.
He leído atentamente tu entrada. No concía a Joaquín Antonio Peñalosa, pero por lo que nos cuentas y los textos que señalas de su puño y letra me parece que me estoy perdiendo un interesante escritor. Es verdad que el escritor y el hombre se funden, que, como siempre digo, la palabra, escrita o hablada, nos define, para bien y para mal. Es claro que a Peñalosa la palabra escrita lo define, para bien.
ResponderBorrarUn hombre interesante, inteligente y generoso. Enhorabuena.
Un saludo.
mi favorito es Aguaseñora
ResponderBorrarBuen tema de tesis, tienes razón. XD
ResponderBorrarSu artículo sobre el padre Peñalosa me ha dejado impresionada, me ha conmovido su admiración hacia él, ha despertado la mía y he aprendido un poco que pienso acrecentar al leer la obra del padrecito chapeteado.
ResponderBorrarRecuerdo en sueños haber visto alguna vez ese programa, Camino a Belen, y al gordito caritativo, creo que hasta tenía la vocecita gangosa.
Qué bueno que haya tenido la fortuna y dicha de tratarlo y de ser apoyado, ahora conozco mucho más de su pasión al deshojar los libros como al desvestir a una amante.
Les profeso mi doble admiración.
Gracias.
ResponderBorrarbuena entrada! Recuerdo que de niño le tenía tirria a "Camino a Belén" porque quitaban las caricaturas, pero mas grandecito disfrutaba a mares "5 minutos de felicidad". También leí hasta deshojar el de "humor con agua benditas"y frecuentemente echo mano de sus chistes que no tienen vigencia. El último "5 minutos de felicidad" que vi, irónicamente hablaba precisamente de cómo iba borrando entradas de su agenda. Hace poco también vi un show the George Carlin donde hacía un sketch con el mismo argumento, también poco tiempo antes de su muerte... ya estoy desvariando. Enhorabuena por tu entrada del padre Peñalosa.
ResponderBorrartuve la fortuna de presentar una ensayo e 1998 con el titulo: "la idiosincrasia del mexicano en la obra de Joaquín Antonio Peñalosa" y lo mejor fue que le escribí solicitándole algunos datos y tuve de regreso una carta y una tarjeta firmada por monseñor JAP:
ResponderBorrarEl mismo que me solicito una copia de mi ensayo, el cual le envié una vez concluido pero que ya no alcanzo a leer...
olvide decir que una de sus obras que as me gusto es: "el mexicano y los siete pecados capitales"
ResponderBorraratte: José Romero
historicamente, yo le hice su ultima entrevista y le publiqué en mi revista RESPUESTAS
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