lunes, julio 12, 2010

No sé por qué te asombras ni sé de qué me acusas. Al final todo es lo mismo: zambullirse, elegir unas palabras sobre otras, una imagen por otra menos reflejante. Una u otra. Por olor o por pereza, por inconsciencia, por una conexión inexplicable de varias mentes atadas a una mano, a ocho. Por azar. No es cuestión de ventosas o de papel, tal vez de tinta, lo que cuenta es lo que quieres leer, en el mar o en la montaña, lo que pisas y comes, la mirada.

1 comentario:

  1. Un texto para pensar. Cierto, de qué nos acusamos unos a otros si todos elegimos a nuesto antojo qué figuras forman las nubes.
    Un abrazo.

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