lunes, marzo 07, 2022

Mujer - Beatriz Rodríguez

Como cada día, despiertas antes que suene la alarma. Abres la ventana para tantear el clima: soleado, será un problema elegir vestido. Camino al lavabo te topas con tu cuerpo en el espejo, un cuerpo que ha dejado de tener forma de mujer y es ahora carne rolliza. Extrañas esos días en los que debajo de tus pechos grandes y firmes seguía una estrecha cintura. En su lugar, ahora cuentas exactamente cinco rollos, odias esa imagen tanto como al espejo de cuerpo completo. Suspiras al saber que será difícil retomar aquellas horas de ejercicio. La edad, las emociones y la rutina se han convertido en una pesada carga. Del vientre firme, la cintura breve y las piernas tornedas nada queda. 

Con desgano, aún con esa imagen horrenda en tu mente, lavas tus dientes. Bajas esos escalones estropeados por el tiempo y colocas los granos de café en la olla. Lo sirves con un chorrito de leche y sorbo a sobro lo tomas dando pequeñas mordidas a una galleta diminuta. 

A tu pesar, ahora a la regadera, se acerca la hora de salir. Restriegas tu piel con esa tela rasposa untada de jabón, con la esperanza de que además de sacar el sudor y el mal olor, también se lleve el dolor, la tristeza y desilusión de tu cuerpo. Al salir te topas ahora con tus canas en el espejo del lavabo. De aquella cabellera rojiza, ondulada, abundante ahora sólo quedan cabellos blancos difíciles de peinar.

Arribas a ese lugar en el que durante ocho horas deberás sonreír y tratar a todas las personas con amabilidad y cortesía. Lo haces, por convicción, por vocación, por obligación, pero lo haces. 

Es hora de dejar esa tienda departamental, ese lugar que al pasar de los años sientes tan ajeno a ti, a tus posibilidades y a tus intereses. Piensas dos veces antes de ir a ese lugar tan adornado que provoca tomar un trago, pero lo haces. Pides una margarita, la degustas, pides la cuenta y el encargado de la barra te dice que ya está pagado el consumo. Al llegar a casa te das un buen baño con agua tibia, entras en las sabanas y te duermes esperando no despertar al siguiente día antes de que suene la alama.


15 comentarios:

  1. Tu texto me ha parecido muy ha doc para estos tiempos en los que se hace una reflexión sobre los cuerpos normados por la estética convencional; también me ha recordado al capítulo "Las abluciones de don Rigoberto" de una novela de Vargas Llosa, ¡enhorabuena!

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  2. LLeno de nostalgia y verdad, sumamente conmovedor, o ¿será que me identifico con lo narrado?.

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  3. Anónimo8:02 p.m.

    Realidad de muchas mujereres, sin embargo creo debe resaltarse que aun con todo lo negativo y dificil del dia a dia, tambien lo es que somos ejemplo e inspiración para muchos sin darnos cuenta, el simple hecho de seguir y no darse por vencidas habla de la valia de nuestro ser

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  4. Creo que muchas mujeres se van a sentir identificadas, ese desgano que creemos que únicamente la muerte se podrá llevar.

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  5. Realidad en muchas mujeres y no lo expresan.
    Son lo que viven día a día, con ese sentimiento de nostalgia al ver que todo pasa, los años, el tiempo, etc

    Muy buen texto 😊

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  6. Anónimo2:41 p.m.

    Realidad de muchas mujeres que día a día se despiertan con ese sentimiento de nostalgia.
    Realmente inspirador y un texto que nos hace reflexionar 👏🏻
    !Enhorabuena!

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  7. Anónimo2:45 p.m.

    Realmente inspirador y un texto que nos hace reflexionar.
    Muchas mujeres viven ese sentimiento día a día y es realmente estremecedor.
    Gran texto, ¡enhorabuena!

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  8. Anónimo6:24 p.m.

    Muy cierto, llega uno a la edad en que no te gusta tu cuerpo pero que muchas veces lo aceptas tal como es por amor propio y sigues tratando de disfrutar la vida en todo lo que te ofrece, por lo pronto este texto "una reflexión".

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  9. Un día, dentro de una semana, un mes, un año, espero más historias de la protagonista, de cabellera ondulada. B

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  10. Como texto lo encontré llevadero, y pertinente, la imagen corporal, agotamiento laboral y existencial...está desesperanzador eso si. A nivel de escritura si está bien, me gustó aunque no esté de acuerdo con el final.

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  11. Lo comprendo como un acto de valentía, dónde una mujer a cualquier edad tiene sepultadas esas palabras para expresarlas pero aún así vive con ellas, sin embargo, son la muestra que la verdadera belleza y signo de feminidad es la sonrisa, su mirada, su sensación de vivir (lo demás es vanidad)... Y que su siguiente día del final sea el despertar y lo anterior solo haya sido un sueño.

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  12. Anónimo4:28 a.m.

    Muy bien construido el personaje: despierta antes de que suene la alarma, tantea el clima, se mira el cuerpo, no encuentra la belleza. No es pues de extrañar que llegada la noche, duerma sin el menor deseo de despertar al día siguiente. El deterioro del cuerpo con el correr de la vida es un hecho innegable, la diferencia está en el modo en que cada mujer siente ese correr del tiempo sobre su cuerpo. El reto para Beatriz sería construir ahora un personaje distinto, el de una mujer que al cumplir sesenta se mire en el espejo y aún se vea hermosa, que al llegar la noche duerma con la esperanza de despertar al día siguiente. Bravo, por Beatriz. Paz.

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  13. Excelente historia. Pero no aplica sólo mujeres. Aplica todos los humanos trabajadores sin distingos de sex, sexualidad, preferencia sexual, género, raza, etnia, etc etc. Es el capitalismo el que nos aliena psicosomaticamente. Y si siendo explotados, oprimidos y alienados así solo queremos morir. Pero lo mejor es además de sufrir a diario esta alienación capitalista también hay que luchar desde nuestra trinchera este sistema injusto e inhumano. Y releer el derecho a la pereza del Yerno de marx y el manifiesto comunista del último e intentar aplicarlo cada día para que nuestras canas y rabia valgan al menos la pena. Peace out sis 🤭. Solidariamente Zapopan Muela yeyyy 😂

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