Apenas el miércoles se reportó que Óscar Chávez había ingresado al hospital «con síntomas de Covid-19», y la tarde este jueves se supo, por medio de la Secretaria de Cultura federal, que el cantante y actor que marcó a varias generaciones de latinoamericanos había muerto.
Demasiada tristeza. Además de la propia muerte, una consecuencia terrible del nuevo coronavirus es no poder acompañar a nuestros seres queridos en la llamada capilla ardiente, en un homenaje como el que se merecen para despedirnos bien, como se estila en México. Óscar Chávez —como Amparo Dávila, como Gabriel Retes, como Luis Eduardo Aute— merecería un homenaje internacional, donde todos pudiéramos aplaudir, llorar, decir adiós con todos los sentidos.
Sus éxitos más conocidos son Por ti, Macondo, La Mariana, Mariguana y La niña de Guatemala, pero también hay que hablar de sus parodias, sus sátiras políticas. Deberíamos escucharlas a ver cómo le sientan a un país que busca y necesita cambios ante transformaciones y normalidades. Distanciado de muchos supuestos izquierdistas y desconfiado ante la «oposición», la crítica la ejerció a plenitud desde su trinchera personal, con eso que tantos parecen desconocer y que se llama congruencia. En su labor de investigador rescató numerosas canciones en los pueblos, la lírica tradicional, en las voces de los viejos. Román Castillo es un ejemplo. Transformó melodías y se hizo querer.
Aún conservo esos LP de mi padre cuyas canciones me aprendí de niño: Corrido del 75, El abuelo, El error, De quién podría hablar, Las elecciones, Seis años, La calaca flaca, Alta traición. Hasta después me enteré que tenía letras de Octavio Paz, José Martí o José Emilio Pacheco. No sabía que öscar Chávez era El Estilos ni había visto Los Caifanes (1967). Hasta después me enteré que La Casita era una parodia basada en la letra del poeta potosino Manuel José Othón.
En épocas de verdadera censura criticó mesical y humorísticamente a «Jolopo» y a toda la clase política. Hizo equipo con Rius, (que hizo los dibujos para varias portadas de sus discos) y como el caricaturista lograron el respecto del poder para librarla de venganzas y malos tratos; como Rius, Óscar Chávez se apartó del poder, que como el sol de cerca quema. Hizo equipo también con Chava Flores, con Amparo Ochoa, con Tehua, con los Morales. Bien dijo en una entrevista a Milenio que para componer no esperaba a que las musas lo agarraran a cachetadas ni le compondría una canción a AMLO ni a ningún otro presidente. Decía que era doloroso ver que los problemas y corruptelas que denunciaba en sus canciones desde la década de 1970 siguieran vigentes.
«Se vende mi pais por todas partes
se vende Antropología y Bellas Artes.
Se venden su historia y su destino,
se venden desde el principio su camino.
Yo no lo vendo, no, porque lo quiero...»
Ciclos de la vida. En 2009 fui al concierto de «Dos Tipos Descuidados» en el Festival Cervantino. No me podía perder la oportunidad de ver juntos a dos tipos de quienes más admiro, Óscar y Jaime López. Lo vi en varios conciertos, emocionado.
Hasta siempre, Comandante...
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