jueves, febrero 08, 2018

Frito

Día de tianguis: como que no quiero ir. Crudito y todo pero tengo que ir: como que falta nuez, perejil, jitomate, higaditos de pollo y mango ataúlfo. Son como siete cuadras retacadas de mercancia y marchantes. No me ha dado hambre desde que no estás pero los antojos se atraviesan ingratos, sin consideración, como tu recuerdo. Y es que no sé, ir de compras juntos era bonito.

Enchiladas recién hechas, de las que sí tienen queso; cueritos en vinagre, ¡ay, papá!; aguamiel en botella de refresco de toronja... No tengo ganas de platicar pero ni hablar, hay que hacer plática para que lo traten a uno bien y hasta le den pilón. La señora de los pollos descuartiza las aves con más ganas que otros días, y luego me cuenta que su marido la dejó anoche. Aunque trato de no ponerle atención a pláticas ajenas ni modo que no oiga cuando alguien habla a gritos. Así me entero tambor de que la de las frutas pasará el 14 de febrero con su compadre, comiendo palomitas y viendo series.

Suspiro... Sigo mis pasos, camino mirando al suelo. Suspiro de nuez. Pero ¿qué crees? (ya me salió verso sin esfuerzo, te digo que me haces poeta me cai). Lo veo y no me puedo resistir. Para no hacértela cardiaca, un corazón calientito y apetecible, recién escurrido de la manteca. ¿Cómo guisaste el mío? Lo que sí es que me lo dejaste frito, igualito a este. Me lo llevo sin pensarlo. Al puro tiro para unos taquitos con bastante salsa, aunque seguramente no te gustarían, como los de higado o de sesos.

Ñam. Y tú que ni al cazo, corazón.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario