miércoles, marzo 09, 2016

Por ahora apunto

Entre asombros por tanta violencia y por tan nimias razones —de hombres contra mujeres o de mujeres contra hombres o de mujeres contra mujeres—, anoto en mi diario que este fin de semana fue la boda de mi hija, tema al que debo volver pronto, y que cambié de pastillas y parece que están funcionando, a ver qué dice el doctor. Leo La inmortalidad, de Milan Kundera, y en línea El blog decreciente, de Vicente Luis Mora. Releo. Mucho trabajo por delante: exámenes y trabajos escolares. Escribo algo de narrativa e intento ensayar.

Ya publicaré. Por ahora apunto, ya habrá tiempo de disparar.

Del blog de Mora, retomo ("recito", vuelvo a citar) los siguientes fragmentos:
"La ironía implica un proceso de desdoblamiento en el autor, durante el cual el yo se divide en un yo empírico e histórico, y en un yo lingüístico. En realidad, el don irónico se concreta cuando el primer yo del escritor, el yo formado por su experiencia en el mundo, toma conciencia de la existencia de ese segundo yo que lo constituye en signo, en materia de esa misma historia que está narrando. Esta experiencia de distanciamiento, de objetivación del yo histórico, es lo que le permite al escritor observarse a sí mismo (así como también al mundo) desde un punto de vista irónico y, a fin de cuentas, liberado" [Rosario Ferré]
Escribir es girarse, es volver sobre la experiencia, aunque sea para descartarla. Si guardamos en el texto algo de nuestra experiencia la escritura deviene autobiográfica, como escritura girada, vuelta, devuelta, de vuelta. "Vuélvete a mirar y pierdes para siempre / eso que es ya pasado" [Esperanza López Parada]. Como siempre hay en la escritura ficción, en mayor o menor grado, el autor acaba por desconocerse. "El escritor, y siempre me refiero al creador, posee los ojos desobedientes de la mujer de Lot y los ojos intemperantes del profeta. Todo creador tiene cuatro ojos sobre los que rueda con gozo y llanto. Con los que mira hacia atrás, contemplará la destrucción de la ciudad; con los que mira hacia delante, la destrucción del templo. Y tantas veces se pregunte por él mismo, le responderá la estatua de sal y la cabeza segada: Nadie". [Francisco Pino]
Hay que escribir contra la época de uno, de acuerdo, pero no con pólvora mojada de treinta años atrás. Se escribe contra el tiempo, lo dijo Blanchot, a través del libro por venir.

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