jueves, septiembre 17, 2015

"Una forma controlada de esa demencia"

Fragmento del interesante artículo "Instrucciones para jóvenes escritores"
de Rafael Gamucio, publicado en El Mercurio

»Escribir es una forma controlada de esa demencia. Un escritor tiene que ser doblemente cuerdo porque coquetea con esa locura: hacer que permanezca en el papel lo que nació para perderse en la nada. Nuestro trabajo no consiste en otra cosa que hacer visible a ese hombre invisible que habla cuando nos quedamos callados, que piensa cuando no piensa en nada, que camina un paso delante de nosotros y se queda parado un paso atrás a veces también, atrapado por el detalle de un cuadro o una esquina.

»Las fotos de los escritores que coleccionaba cuando empecé a escribir los mostraban casi siempre con un cigarrillo en la mano. Ahora entiendo que esos cigarrillos al borde de sus dedos en blanco y negro simbolizaban el verdadero trabajo del escritor, el de hacer visible mediante el humo que cubre sus movimientos al hombre invisible. Si el humo es demasiado colorido y denso, solo encubrirá al hombre invisible, si es demasiado ligero, si te pones a hacer redondelas con él, se escapará también seguro. Escribir consiste en adivinar lo que el humo no alcanza a mostrar y en caso de necesidad también usar el olfato y los dedos para tocar el cuerpo, convencerlo de sentarse al lado y hablar.

»Siento decirte que eso que ya nadie se atreve a llamar inspiración, existe. Aunque también se podría llamar expiración. La sensación de que otro te dicta lo que estás escribiendo no es ni falsa ni del todo verdadera. Eso de Rimbaud de que "yo es otro" es, para cualquiera que escribe, una verdad de recibo. Querido joven o viejo que escribe, tengo una buena y una mala noticia: a nadie le interesan tus opiniones e ideas, tu vida, tu infancia en dictadura o democracia, tu familia funcional o disfuncional y, sin embargo, nada es más interesante que todo eso. Lo que digas sobre ti mismo es generalmente mentira o muy poco importante, lo que diga ese otro, ese delator infame que es tú sin ser tú, esa fuente cercana a, de ti es siempre urgente, necesario, único, inevitable».




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