viernes, septiembre 18, 2015

Indiferencia, cansancio (E. Cioran)

«Tumbado, cierro los ojos. De repente, se orada un abismo, como un pozo que, en busca de agua, perforase el suelo con una velocidad próxima al vértigo. Arrastrado por este frenesí, en ese vacío que se engendra indefinidamente a sí mismo, me confundo con el principio de generación del abismo y, dicha inesperada, me encuentro de este modo una ocupación e incluso una misión.

Cuando Pirrón dialogaba con alguien, si su interlocutor se iba, continuaba hablando como si no hubiese pasado nada. Sueño con esta fuerza de indiferencia, con esta disciplina del desprecio, con una impaciencia de trastornado.

Lo que espera un amigo son miramientos, mentiras, consuelos, cosas todas ellas que implican esfuerzo, trabajo de reflexión, control de sí mismo. La permanente preocupación de delicadeza que la amistad supone es antinatural. ¡Pronto, indiferentes o enemigos, para que se pueda respirar un poco!

A fuerza de hacer hincapié sobre mis miserias pasadas o futuras, descuido las presentes: lo que me ha permitido soportarlas más fácilmente que si les hubiera consagrado mis reservas de atención.

La tierra se remonta, según parece, a cinco billones de años, la vida a dos o tres. Estas cifras contienen todos los consuelos deseables. Habría que recordarlas en los momentos en que se toma uno en serio, en que se osa sufrir.

Cuanto más se farfulla, más se empeña uno en escribir mejor. Así se venga uno de no haber podido ser orador. El tartamudo es un estilista nato.

Lo que es difícil de comprender son las naturalezas fecundas, generosas, contentas siempre de atarearse, de producir. Su energía parece desmesurada y, sin embargo, no llega uno a envidiársela. Pueden ser cualquier cosa, porque en el fondo no son nada: fantoches dinámicos, nulidades de dotes inagotables.

Lo que me impide bajar a la arena es que veo en ella demasiados espíritus que admiro, pero no estimo, tan ingenuos me parecen. ¿Por qué provocarlos, por qué medirme con ellos en la misma pista? Mi cansancio me confiere tal superioridad que no me parece posible que me alcancen jamás.»

(Tomado de El aciago demiurgo. Pdf por aquí)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario