lunes, julio 05, 2010

líquido... licuándome

Debajo del agua Axel percibió otros colores. Esa semana, cuando el mundo se volvió más líquido, le llovió sobre mojado, no sólo por las precipitaciones pluviales, sino por las historias que le llenaron los sentidos rompiéndole el paraguas. De por sí ya se ahogaba en un vaso de agua.

La ciudad se anegó, lo cual es triste a pesar de lo bello de la palabra y lo bello de la lluvia. En sus calles era necesario sumergirse para llegar a la otra orilla, tan cercana como el horizonte. Muchos se volvieron tritones y sirenas, otros tuvieron que seguir siendo sardinas a pesar de que se pintaron de colores.

Axel sintió que se ahogaba pero sabía que en otro arrecife una ninfa necesitaba un líquido más rojo, y a sabiendas de que no podía llegar se hizo tantas cortadas en la piel que pudo respirar por las heridas.

Axel sigue en la lluvia, y esperando noticias sobre otros líquidos, esperando que el canto de las sirenas lo guíe a casa. No sabe que todo el tiempo ha estado en una pecera, pegado al vidrio.

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