martes, julio 06, 2010

el secuestrador de su voluntad...

"En el baño, al bajarse la bragueta para orinar, miró con odio al torvo secuestrador de su voluntad. ¿Ya ves, cabrón?, le jaló el prepucio en un arranque de cólera: por tu culpa voy a perder hasta la camisa. Suelta toda la orina, hasta la última gota, y mucho cuidado con chorrearme los pantalones. Así, dormidito, hasta pareces un niño obediente. Pero yo te conozco bien: como todos los chaparros eres un tirano en potencia, al menor descuido quieres darme golpe de estado. Apenas ves pasar un culito por la calle y te pones a gritar órdenes como sargento: de frente, pelotón, paso redoblado hasta el precipicio. ¿Oíste lo que dijo la subgerente del banco? Nueve mil euros por el puto aval bancario. Vieja gruñona, se ve que nadie le ha regado la milpita desde los tiempos de Franco. Esas son las condiciones y no puedo cambiarlas, sonrió con mala leche, firme o váyase pero no me haga perder el tiempo. De entrada la inmobiliaria me obliga a depositar esa lana, nomás para darme chance de alquilar un mugroso local. Si fuera español otro gallo me cantaría, sólo tendría que dar dos meses de anticipo. Pero como soy un jodido mexicano me la dejan ir hasta dentro. ¿Qué hago en Barcelona, discriminado y jodido? No te hagas el sordo, respóndeme, ¿qué chingados hago aquí?"

Fragmento de La sangre erguida, la nueva novela de Enrique Serna. Más aquí.

1 comentario:

  1. ¡Qué lucha tenéis los hombres! Nosotras, digan lo que digan, controlamos más; aunque no siempre es una ventaja.
    Buen texto, como de costumbre.
    Un abrazo.

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