martes, marzo 12, 2019

Prisión - Loki (Darren McGarvey)

«En talleres como este, intento romper el hielo con una canción. Como decía, uno de los temas se llama Salta. Los primeros versos dicen: “De niño, no me fiaba de nadie, miraba el mundo por el cristal del autobús, con una piruleta en la boca, y el cole no estaba mal, porque así escapaba de casa”.

»La letra es autobiográfica y describe mis años de escolar y la muerte repentina de mi madre. Pero la canción está expresamente cargada de imágenes y lenguaje de las comunidades de clase media baja, con referencias a productos alcohólicos como MD 20/20 y Buckfast y a raperos como Tupac Shakur. Los temas relacionados con la disolución familiar, el abandono, el alcoholismo y la pérdida, así como las burlas juguetonas dirigidas a la burguesía y las fuerzas del orden no solo reflejan las experiencias de las participantes del taller, sino que, de un modo aún más importante, reconocen la validez de esas experiencias. La canción, considerada grosera, ofensiva o poco sofisticada, como buena parte de la cultura con la que dialoga, las atrae porque revela la riqueza de su propia experiencia, la poesía oculta en sus vidas, que el conjunto de la sociedad a menudo tiene por negligentes o vulgares.

»Imponer castigos es el papel del Estado. Mi tarea es ayudar a esta gente a expresar su humanidad en un entorno donde puede suponerles la muerte.

»Aunque la gente acaba en prisión por muy distintos motivos, se observa un patrón común: la mayoría de las personas que están tras las rejas experimentaron abusos de naturaleza emocional, psicológica, física o sexual antes de cometer un delito. El maltrato o el abandono por parte de un cuidador parece desempeñar un papel importante como germen de conductas delictivas: baja autoestima, bajo rendimiento académico, abuso de sustancias y exclusión social.

»Muchas de las personas que están en esta cárcel son delincuentes reincidentes. Muchas merecen estar presas por lo que han hecho. Muchas merecen un castigo por sus delitos contra ciudadanos inocentes y honrados. Cuando se trabaja en este entorno es fácil olvidar a las víctimas de sus delitos. Pero, aun cuando es fundamental reconocerlo, también es cierto que buena parte de la conducta destructiva y socialmente dañina que se ve en los delincuentes tiene un punto de partida definido. Si uno coge casi a cualquiera de los residentes de esta cárcel, exceptuando a los psicópatas y los criminales dementes, y rebobina sus vidas hasta el momento anterior a que se convirtieran en delincuentes, lo que se encontrará con toda probabilidad es que, de niños, ellos mismos fueron víctimas de alguna forma de violencia...»


"Safari en la pobreza. Entender la ira de los marginados de Gran Bretaña". 
En frontera d.


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