jueves, julio 14, 2016

Plagiarismo - Mark Twain

«Oh, querida mía, ¿cuán indeciblemente divertida e idiotamente egoísta es la grotesca farsa del plagiarismo? ¡Como si no hubiera nada de nada, en cualquier expresión humana, oral o escrita, excepto el plagio! El núcleo, el alma —vamos a ir más allá y decir la sustancia, el grueso, el material real y valioso de todas las expresiones humanas— es plagio. Sustancialmente todas las ideas son de segunda mano; consciente o inconscientemente se extraen de un millón de fuentes externas y diariamente son utilizadas por el jardinero con el orgullo y la satisfacción nacidos de la superstición que les dio origen; considerando que no es sino un trazo de originalidad sobre ellos en cualquier lugar, excepto la pequeña decoloración que obtienen de su calibre mental y moral y su temperamento, y que se revela en las características de redacción. Cuando un gran orador hace un gran discurso tú estás escuchando diez siglos y diez mil hombres —pero nosotros lo llamamos su discurso, y realmente apenas una excesivamente pequeña porción es de él. Pero no lo suficiente como para significar, se trata simplemente de un Waterloo. Es como la batalla de Wellington, en algún grado, y así la llamamos, pero hay otros que contribuyeron. Se necesita un millar de hombres para inventar un telégrafo, o una máquina de vapor, o un fonógrafo o un teléfono o cualquier otra cosa importante, y el último hombre se lleva el crédito y que se olvide de los otros. Añadió su pequeño ácaro, eso es todo lo que hizo. Estas clases de cosas nos enseñan que noventa y nueve partes de todas las cosas que proceden del intelecto son plagios, puros y simples; y la lección debería hacernos modestos.»

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Tomado de "Todas las ideas son de segunda mano: Mark Twain sobre plagiarismo y originalidad, en una carta a Helen Keller", en Brain Pickings.

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