viernes, mayo 15, 2015

Carta de Alfonso Reyes a Emmanuel Carballo (1959)

«Querido Emmanuel Carballo: Permítame que objete aquí algunas de sus recientes afirmaciones. Dice usted que José Vasconcelos y yo ya no entendemos a los jóvenes, ni ellos, 'atolondrados', nos entienden. Voy por mi cuenta, y a esta carta vamos a llamarle la Carta de las Entendederas.
»¿Verdad, muchachos, que ustedes me entienden, aunque no siempre les parezca muy a la moda el confesarlo? ¿Verdad, muchachos que yo si los entiendo a ustedes? Pero, puesto que de entender se trata, entendámonos: Yo no entiendo a todos los muchachos, así como tampoco entiendo a todos los adultos ni a todos los viejos. Y entendámonos todavía mejor: ¿por qué no usar las palabras en su sentido recto y directo? Aquí no se trata de entender, sino de gustar: no me gustan todos los muchachos (¡ni siquiera todas las muchachas!), como tampoco me gustan todos los adultos ni todos los viejos... Aquí no cuenta la edad sino la calidad. De modo general, los muchachos tienen mi simpatía por aquello de que prometen, mientras vemos si cumplen, y porque suelen traer novedades, y sobre todo cuando ellos mismos no se dan cuenta, cuando no lo hacen forzados por el afán de originalidad.
»Yo también fui joven. Yo también vi tambalearse a los viejos, a veces, con sincera amargura, pensando en lo que un día me esperaba... Pero, sea como fuere, todos ustedes llegarán a viejos un día, entiéndanlo o no lo entiendan. Y 'allá los espero en lagua, como dijera el arriero, y ya verán a lo que sabe... Con que, caro Emmanuel, salud y buenas entendederas. Y si es que alguien no lo entiende, haga lo que yo y no se dé usted por entendido, que a mi entender es lo preferible. Y yo con usted sé que me entiendo, y todos en paz. Siempre suyo, Alfonso Reyes.»
(tomado de El Regio)

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