lunes, febrero 23, 2015

Autobiografía... (fragmento) - Doris Lessing

Una cita de Goethe —Goethe otra vez— me parece que va al corazón del prob­lema, de cómo juzgamos, cómo leemos. Es de su autobiografía.
Es obligación de todos inves­ti­gar lo que es interno y pecu­liar en un libro que nos interesa en par­tic­ular y, al mismo tiempo y sobre todo, la relación que guarda con nues­tra nat­u­raleza inte­rior, y el grado en que esa vital­i­dad excita y vuelve fruc­tífera la nues­tra. Por otro lado, todo lo externo que es inútil para nosotros o es objeto de duda, debe ser sometido a la crítica, la cual, incluso si es capaz de desar­tic­u­lar y desmem­brar al con­junto, nunca ten­drá éxito en despo­jarnos del piso al que nos afer­ramos, ni siquiera al dejarnos per­ple­jos durante un momento respecto a nues­tra antigua confianza.
Esta con­vic­ción, surgida de la fe y la obser­vación, la cual en todo caso recono­ce­mos como lo más impor­tante, es per­ti­nente y for­t­ale­ce­dora, reside en la fuente de la moral así como el edi­fi­cio lit­er­ario de mi vida, y…
Y, con Goethe, volve­mos al prin­ci­pio de este ensayo, cuando dice que es un hom­bre viejo y que sólo ha apren­dido a leer. ¿Qué quiere decir? Creo que ha apren­dido cierta pasivi­dad en la lec­tura, tomando lo que el autor ofrece y no lo que el lec­tor piensa que debe ofre­cer, sin inter­pon­erse él mismo (o ella misma) entre el autor y lo que debería ema­nar del autor. Es decir, no leer el libro a través de una pan­talla de teorías, ideas, cor­rec­ción política y demás. Esta clase de lec­tura es ver­dadera­mente difí­cil, pero una puede apren­der esta especie de lec­tura pasiva, de esta man­era la esen­cia y la médula del autor se abre ante ti. Estoy seguro de que todos han tenido la expe­ri­en­cia de leer un libro y encon­trarlo vivo, vibrante, col­orido y urgente. Y luego, tal vez, algu­nas sem­anas más tarde, al leerlo otra vez, encon­trarlo plano y vacío. El libro no cam­bió, cam­bi­aste tú.

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