Como quien ve llover y no se moja así veo pasar el tiempo, que es oro y se atora en la clepsidra. No me digan que ha pasado tanto tiempo, que ha pesado y sí que no me lo creo (tampoco le creo al espejo ni a los dientes que rechinan o a las cuatro cajetillas de cigarros que me fumo al día), pero aún brilla. Como todos y más me he equivocado, y no sé definir lo que siento pero aquí está, entre silencios y palabras que no puedo borrar. En todo caso es extrañar, creer y crear, saber que en el tiempo que falte sólo se puede hablar de y con una persona. Que todas las demás letras sobran. Y sentir a veces que uno también sobra, que es mejor ser esa lluvia leve que casi no moja y que se olvida con facilidad.
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