"Sin teoría no hay práctica posible; más aún, la división tan escalofriante como irresponsable entre teoría y práctica (en nuestro terreno discursivo semiótico: entre teoría de la literatura y hermenéutica o crítica de los discursos particulares) es un fantasma proyectado como cortina de humo por el crítico mediocre y frívolo, por el glosador o comentador parásito del discurso estético literario, sea éste un poema o una narración (novela, noveleta o cuento): los mejores discursos interpretativos de las obras literarias han sido, y son siempre, aquellos que tienen bien cimentada su teoría..."
Más:
Estética del discurso literario (introducción).
Una reseña de Literatura y realidad.
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