jueves, marzo 04, 2010

En El arte de la novela, de Milan Kundera

"Lo que nos dice Orwell pudo decirse igualmente (o quizá mucho mejor) en un ensayo o un panfleto".


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"Si la novela debe desaparecer no es porque esté completamente agotada, sino porque se encuentra en un mundo que ya no es el suyo".


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"El espíritu de la novela es el espíritu de la continuidad: cada obra es la respuesta a las obras precedentes, cada obra contiene toda la experiencia anterior de la novela. Pero el espíritu de nuestro tiempo se ha fijado en la actualidad".


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"Que la vida es una trampa lo hemos sabido siempre: nacemos sin haberlo pedido, encerrados en un cuerpo que no hemos elegido y destinados a morir. En compensación, el espacio del mundo ofrece una permanente posibilidad de evasión".


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"El poeta es un joven a quien su madre lleva a exhibirse frente a un mundo en el cual es incapaz de entrar".


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"La ironía irrita. No porque se burle o ataque, sino porque nos priva de certezas revelando el mundo como una ambigüedad".


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"Los libros se imprimen con caracteres cada vez más pequeños. Imagino el fin de la literatura: poco a poco, sin que nadie se dé cuenta, las letras disminuirán hasta hacerse completamente invisibles".




(Tusquets, México, 2009)

2 comentarios:

  1. El arte de novelar existirá siempre, da igual el soporte donde se refleje. soñar es inherente al ser humano, y la novela es sueño.
    Un abrazo.

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  2. """"""Si la novela debe desaparecer no es porque esté completamente agotada, sino porque se encuentra en un mundo que ya no es el suyo".


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    "El espíritu de la novela es el espíritu de la continuidad: cada obra es la respuesta a las obras precedentes, cada obra contiene toda la experiencia anterior de la novela. Pero el espíritu de nuestro tiempo se ha fijado en la actualidad".""""

    La novela debe desaparecer, pero no sabemos cuándo. Quizá cuando alguien 'apriete el botón' y nos lleve el tren de un solo golpe.

    Pero la vigencia de la novela es innegable, y también su decreciente extensión: las novelas más recientes tienden a confundirse peligrosamente con los cuentos.

    Y los cuentistas perciben el riesgo de que en cualquier momento, un cuento puede erigirse en novela, no siempre con los mejores resultados.

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