Como diría ese clásico que es Homero, Jebús es muy vengativo:
20 años después.
En 1893 Henry Ziegland, de Texas, abandonó a su amada. Ésta se suicidó y, para vengarla, su hermano disparó contra Ziegland, pero la bala pasó rozando la cara del novio desertor y fue a incrustarse en un árbol. Veinte años después, Ziegland intentó cortar el árbol que tenía la bala en su interior y usó para ello dinamita. La explosión disparó la vieja bala, que mató a Ziegland.
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