jueves, octubre 22, 2009

Casualidad, karma, destino...

No juega a los dados pero cómo se ha de divertir.
Como diría ese clásico que es Homero, Jebús es muy vengativo:

20 años después.

En 1893 Henry Ziegland, de Texas, abandonó a su amada. Ésta se suicidó y, para vengarla, su hermano disparó contra Ziegland, pero la bala pasó rozando la cara del novio desertor y fue a incrustarse en un árbol. Veinte años después, Ziegland intentó cortar el árbol que tenía la bala en su interior y usó para ello dinamita. La explosión disparó la vieja bala, que mató a Ziegland.

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