jueves, noviembre 02, 2006

Obituario 9: Doña Pola


A mi suegra, doña Hipólita Salazar Hernández, no la conocí. En sueños seguro nos hemos visto. Murió cuando Luz tenía apenas 16 años, y ahora nos visita de vez en cuando. En su casa de Villa Juárez descansaban. Era tarde. Estaban solitas porque todos los hermanos estaban fuera de la bella Villa. Un dolor que dicen pudo haber sido leve fue apenas el principio.

Fue una inyección aplicada por un mal doctor, una reacción alérgica lo que se la llevó en pocas horas.

Era una gorda grandota, del tipo norteño. La describen inmensa, de muy buen carácter pero enérgica y hasta algo dura en lo que tocaba a sus hijos. Tuvo muchos defectos y solapó muchas injusticias, pero también era generosa cuando se trataba de apoyar a los villajuarenses, que la recuerdan con admiración, sobre todo cuando de preparar sus famosos platillos a la hora de las bodas o en las visitas de los políticos de ocasión.

Sigue aquí gracias a todo lo que Luz (su Lucita) me ha platicado, pues doña Pola es protagonista de varios de mis cuentos y uno que otro poema.

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