Mostrando las entradas con la etiqueta ego. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta ego. Mostrar todas las entradas

domingo, abril 02, 2017

Salvador Pániker (1927-2017)

«Jamás he defendido la "tesis" de que se pueda vivir sin ego. Por el contrario, estimo que vivir sin ego es tan imposible como vivir sin hígado o sin pulmones. Lo que uno, siguiendo la tradición mística de Oriente, tiene escrito es que se puede, y se debe, vivir sin identificarse en exclusiva con el ego. Quiere decirse que un místico no es un ser humano sin ego, es decir, sin pasiones o sin convicciones, sino —lo cual es muy distinto— alguien que, sin perder el ego, es capaz de trascenderlo. La ausencia de ego no sería tanto sabiduría como psicosis. Al que quiera convertirse en un "sabio sin ego" con ánimo de satisfacer unas fantasiosas expectativas de "santidad" o de "espiritualidad" (feas palabras), conviene aclararle las cosas. Citaré a un autor que algo entiende de estas materias, el norteamericano Ken Wilber. Escribe Wilber: "Se tiene la curiosa idea de que los sabios (místicos), no tienen necesidades ni deseos carnales y se pasan la vida sonriendo, como si estuvieran muertos de cuello para abajo". Y añade: "Se me antoja lamentable que se crea que los sabios no tienen problemas con las cosas que conciernen a todo el mundo, cosas como el dinero, la comida, el sexo, etcétera; como si los sabios permanecieran por encima de todo y sólo fueran cabezas habladoras, y, en fin, como si la mística no sirviera tanto para vivir la vida con plenitud como para reprimirla".

»Ahora bien, más allá del ego está lo que los hindúes llaman el Testigo, es decir, el margen de libertad que contempla "desde fuera" la película de la vida. Este Testigo es lo que los budistas denominan Vacío. Este Testigo no anula el ego ni las servidumbres del ego. Este Testigo es el que ve el ego, pero sin identificarse con él. Le preguntaron a alguien sobre los efectos de la meditación. "Antes de practicar la meditación —respondió— estaba yo muy deprimido". ¿Y ahora? "Ahora sigo igual de deprimido, pero no me importa". Dicho de otro modo, uno ve su propio ego como quien ve sus propias piernas. Pero hay más: no se asciende a la posición de Testigo desde el deseo de liberarse del ego. Como dijera Chuang Tzu hace mucho tiempo: "¿No es acaso el deseo de liberarse del ego una manifestación del ego?". Ello es que el Testigo se encuentra ya presente en cualquier estado de conciencia; sólo se trata de reconocerlo. Y en eso, sólo en eso, consiste la meditación. El Testigo es lo que los chinos llamaban Tao, la espontaneidad pura que lo es todo sin identificarse con nada. El Testigo no es ninguna experiencia, sino el margen que hace posible la experiencia.

»En resolución. Todos hemos oído hablar de maestros más o menos iluminados que a pesar de ello tienen grandes egos en el sentido de que son personalidades fuertes y poderosas. Pero la presencia del ego no es un problema; todo depende de si la persona también está abierta a sus dimensiones más profundas; todo depende de que nuestra sensación de identidad se expanda más allá del ego, aunque sin anular a éste. No se trata de vivir sin ego, sino de trascenderlo. Y ésta es, por cierto, la única salida al absurdo de la muerte. Porque, finalmente, el ego sólo es funcional. Finalmente, el ego importa poco.»

jueves, noviembre 03, 2016

La muerte - Salvador Pániker

«A pesar de mi avanzada edad, que haría suponer que me paso el día pensando en la muerte, la verdad es que apenas pienso en ella. Un jesuita, Anthony de Mello, decía que un síntoma de que una persona está realizada es que le trae sin cuidado lo que vaya a ser de él después de muerto. La muerte es más una preocupación de jóvenes que de viejos. El joven puede temerla, el viejo ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Lo que me interesa es deshacerme del ego. Hay que dedicar la primera parte de la vida a crearte un ego fuerte o te come el vecino, pero la segunda parte es para deshacerse del ego, porque si no la muerte es un asunto insoluble. Al deshacerme del ego, me reaparece lo trascendente y con ello la muerte se esfuma.

»La vejez es una devastación. Claro, la asumo. Yo, en la vida, he tenido mucha suerte. He podido hacer casi todo lo que me he propuesto. Quise ser escritor y lo he sido. Quise ganar algo de dinero y lo conseguí. Mi vida sentimental ha sido muy afortunada. Mi mayor problema ha sido una salud frágil, pero, tocando madera, no temo a la muerte, sino a la decrepitud...»

Entrevista en El País

lunes, mayo 23, 2016

La desconexión del escritor ante el elogio - Robert Jackson Bennet

«[…] Cuando los lectores hablan de historias, no están discutiendo o alabando la cantidad de trabajo invertido en la escritura: están alabando su experiencia de la historia pero no el proceso de escritura...

«Una cosa que no debes hacer es tomar a pecho las etiquetas que recibes. Si alguien te dice que eres un extraordinario constructor de mundos y te lo crees, eso marcará la pauta de tu autopercepción de ahora en adelante. Cuando vayas a lo que sigue, pensarás: "¿Podría un extraordinario constructor de mundos hacer esto? ¿Podría un extraordinario constructor de mundos tener estos problemas?" Y eso no es lo que necesitas estar pensando. Serás como el niño al que se le dijo que era inteligente, sentado frente a un difícil problema de matemáticas, preguntándose por qué no puede resolverlo.

»Tu propia identidad tiene que ser flexible y modular para lo que deseas escribir y lo que quieres hacer. Todo lo que los lectores o revisores dicen de ti es totalmente independiente de lo que eres y el trabajo que estás haciendo. No puedes poner la totalidad de tu autoestima en su alabanza...

The Writer’s Disconnect from Praise

viernes, enero 23, 2015

Un soberbio delirio de Dalí

«He tomado la decisión de que, inmediatamente después de mi fallecimiento, me pongan en conserva en espera del descubrimiento que permitirá un día a la humanidad hacer revivir al genial Dalí. Estoy persuadido de que se logrará curar el cáncer, que se realizarán trasplantes asombrosos y que el rejuvenecimiento de las células es cosa de mañana mismo. Devolver la vida será una operación ordinaria. Esperaré en el helio líquido, sin impaciencia.

»Sin embargo, siento tres aprensiones aparte del temor a la deterioración de las células de mi maravilloso cerebro. El primero es el de que la humanidad, animada por un complejo de locura asesina bajo el efecto de los trastornos debidos a la superpoblación -como algunas especies de ratas nórdicas, que se suicidan colectivamente-, se ponga a masacrar los cadáveres. Que la vida nueva que yo recupere no sea exactamente la mía, quiero decir, el cuerpo divino de Dalí, tal como se durmió. Mi deshielo, ¿marcará una reanimación o una eclosión nueva, el nacimiento de un Dalí en el cual no me reconocería? Y, por último, que la humanidad de entonces me olvide, pero este riesgo me parece flaco, en verdad, porque mi obra inmortal no cesará de aumentar y mi leyenda se unirá al prestigio de mi genio. Estoy casi seguro de que, en los siglos futuros, los hombres de todos los tiempos tendrán el deseo de ver, escuchar y de conocer las creaciones del divino Dalí, y, para mí, ¡que aventura más sublime!

»No me disgustaría que la humanidad declare un día que mi persona es sagrada y que cada generación se transmita la llama de mi cuerpo como el testigo eterno de la evolución. ¡Dalí errando hasta la extinción de los soles!, ¡qué delirio más soberbio!

»Así, ¡el mundo entero, de todos los tiempos y de todos los países, será cornudo!»

- - - - - - - - 
En Confesiones inconfesables. En Neorrabioso.

lunes, febrero 28, 2011

Yo también, Carlitos, yo también

"Estoy cansado de fingir que no soy especial", es una de las perlas sicológicas que soltó el actor Charlie Sheen en un par de entrevistas televisivas, luego que la cadena CBS canceló su programa Two and half men. Tres millones de dólares por episodio (ya gana 1.2 millones) pide el galán con "sangre de tigre y el ADN de Adónis", como se definió.



Una historia visible entre tantas invisibles, aquí y allá: egos, ambiciones, vicios, dinero, sexo, dependencias varias. Hay otras al lado de esta habitación, y cada que cruzamos una puerta, en la oficina o en la escuela, pero no todas llegan a ser publicdas. Otros nomás fornican, o se drogan, o se mueren o sueñan que lo hacen. Y a veces. Y nos morimos tan tranquilos. O nos quedamos callados imaginándolo como si sólo en las pantallas hubiera motivos y desmotivaciones.

viernes, junio 22, 2007

Enmimismamiento


Página del libro Memoria de una Utopía: El festival Internacional de Danza Contemporánea de San Luis Potosí (1981-2000), de Carlos Ocampo. Hace seis años...