El "hablar en lenguas" aparece en la Biblia como una maldición y un don. En el episodio de la Torre de Babel y en la fiesta de Pentecostés, respectivamente. Ambos episodios me maravillan.
«Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos [...] y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse. Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. [...] Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo: "¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa?"».
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