«La literatura no tiene que ser edificante -insiste Freijo Corbeira-, ni mucho menos, ni la escritura es una herramienta sanadora. Es más, si algo me inquieta o me perturba mucho no puedo escribir. Solo cuando eso se ha serenado o está digerido, a partir de ahí, se puede escribir. Ya decía la poeta Marina Tsvietáieva algo así como: ‘‘No puedo hablar de la noche porque todavía es la noche’’. Hace falta estar fuera».
Aurora Freijo Corbeira«Nuestra noción del tiempo hace posible la existencia de la literatura, tal y como la concebimos hoy en día. Una de las preocupaciones principales de la literatura moderna tiene que ver con la fugacidad del tiempo y con la impermanencia y la palabra se convierte para muchos en un bastión que defiende ciertos recuerdos, aislándolos de la temporalidad.
«Sin duda pienso que toda experiencia tiene el potencial de volverse estética. La escritura, si bien no redime las experiencias difíciles, es, al fin y al cabo, una expresión de vitalidad. En este sentido, escribir, aunque sea escribir sobre la muerte, es una forma de reafirmar la vida».
«“Tengo tal desconfianza en el futuro, que sólo hago planes para el pasado”. Esta frase de Flaiano ―un escritor cuyas bromas deben tomarse muy en serio― contiene una verdad sobre la que vale la pena detenernos. En efecto, el futuro, como la crisis, es hoy uno de los principales y más eficaces instrumentos de poder. Ya sea que se le visualice como un espantapájaros que se agita amenazante (empobrecimiento y catástrofes ecológicas), o como un brillante porvenir (como el desagradable progresismo), en cada caso se trata de difundir la idea de que debemos orientar nuestras acciones y pensamientos únicamente hacia el futuro».
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