miércoles, mayo 23, 2018

Philip Roth (1933-2018)

«Meses de mirar el manuscrito y decir: "Esto está mal, pero ¿qué pasa?" Me pregunto: "Si este libro fuera un sueño, ¿sería un sueño de qué?" Pero cuando pregunto esto, estoy también tratando de creer en lo que escribí, olvidar que estoy escribiendo y decir: "Esto ha sucedido", incluso si no lo ha hecho. La idea es percibir tu invención como una realidad que puede ser entendida como un sueño. La idea es convertir carne y sangre en personajes literarios, y personajes literarios en carne y hueso...»

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«Escribir te convierte en alguien que siempre se equivoca. La ilusión de que algún día puedes acertar es la perversidad que te impulsa a seguir adelante.»

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«Cuando decidí dejar de escribir, me puse a releer los libros que había publicado. Quería ver si había estado perdiendo el tiempo. Cuando terminé, mi conclusión hace eco de las palabras de un héroe mío del box, Joe Louis: “Hice lo mejor que pude con lo que tenía".»

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«Un escritor necesita sus venenos. O, al menos este escritor los necesitaba. Y el antídoto a sus venenos suele ser un libro.»

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«Soy como un médico en la sala de urgencias. Yo soy la urgencia.»

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«La Literatura perturba a la Organización. No es que esté de un modo flagrante, ni siquiera sutil, a favor o en contra de algo. Perturba a la Organización porque no es general.»

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«Uno escribe un libro repulsivo (y muchos consideraban que El mal de Portnoy era únicamente eso) no para ser repulsivo, sino para representar lo repulsivo, para airear lo repulsivo, para exponerlo, para revelar a qué se parece y qué es. Chejov aconsejaba sabiamente que la tarea del escritor no consiste en resolver problemas, sino en presentar adecuadamente el problema.»

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«Comenzar un libro es desagradable. Estoy completamente inseguro sobre el personaje y su predicamento, y un personaje en su situación es con lo que tengo que empezar. Peor que no saber de tu sujeto es no saber cómo tratarlo, porque finalmente eso es todo. Escribo los comienzos y son horribles, más una parodia inconsciente de mi libro anterior que la escapada que deseo. Necesito algo que pase por el centro de un libro, un imán para dibujar todo: eso es lo que busco durante los primeros meses de escribir algo nuevo. A menudo tengo que escribir cien páginas o más antes de que haya un párrafo que esté vivo. De acuerdo, me digo a mí mismo, ese es tu comienzo, comienza allí; ese es el primer párrafo del libro. Revisaré los primeros seis meses de trabajo y subrayaré en rojo un párrafo, una oración, a veces no más que una frase, que tenga algo de vida, y luego escribiré todo en una página. Por lo general, no llega a más de una página, pero si tengo suerte, ese es el comienzo de la página uno. Busco la vivacidad para establecer el tono. Después del espantoso comienzo, vienen los meses de juego libre, y después del juego vienen las crisis, volviéndose contra tu material y odiando el libro...»


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