jueves, enero 25, 2018

Ursula K. Le Guin (1929-2018)


«Creo que la ficción literaria, la poesía y la narrativa, tienen el mismo poder hoy que ayer para “cambiar la realidad”. O sea, muy poco directamente. Indirectamente, sin embargo, gracias a su potencial para abrir nuestra mente, alterar el rumbo de los pensamientos, brindar maneras inéditas de ver y comprender la realidad, me parece que su poder es enorme.

Y la ficción audiovisual también puede hacerlo, por supuesto, y de hecho a veces lo consigue; pero su omnipresencia no invalida las facultades de la literatura. De hecho, leer es un acto muy diferente al de ver. La mente del lector es menos pasiva, está ligada de manera más proactiva con lo que le rodea, no tiende a estar tan controlado por el medio como el espectador...»


«Si los ingredientes son muy buenos (trufas, prosa vívida, personajes fascinantes), eso ayuda. Pero es lo que haces con ellos lo que cuenta. Con los ingredientes más ordinarios (patatas, lenguaje común, personajes habituales) y con cuidado y habilidad al usarlos, puedes hacer algo muy bueno.

»Los escritores primerizos tienden a buscar recetas para escribir bien. Compras el libro de cocina, sacas la lista de ingredientes, sigues las indicaciones… ¡Contemplad! ¡Una obra maestra! ¡El suflé que nunca se deshincha! Sería bonito, ¿verdad? Pero por desgracia, no hay recetas. Los autores profesionales de éxito no esconden misteriosos secretos a los principiantes. La única manera en la que todo el mundo aprende a escribir bien es tratando de escribir bien. Esto suele empezar leyendo buenos textos de otros y escribiendo muy mal durante mucho tiempo.

»Hay secretos para hacer que una historia funcione, pero se aplican sólo a un autor en particular y a una historia concreta. Encontrarás la manera de cómo hacer que la cosa funcione trabajando sobre ella, volviendo a ella, probando, buscando dónde se atasca o falla, y averiguando cómo hacer que vaya como tiene que ir...»

En The New York Times:

«The Left Hand of Darkness, published in 1969, takes place on a planet called Gethen, where people are neither male nor female but assume the attributes of either sex during brief periods of reproductive fervor. Speaking with an anthropological dispassion, Ms. Le Guin later referred to her novel as a “thought experiment” designed to explore the nature of human societies. "I eliminated gender to find out what was left,” she told The Guardian...»

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