«Política y crimen en nuestro país se han vuelto inseparables, son la ecuación de una democracia fallida. Resolver eso es el primer paso para impulsar cualquier frente político o alianza o coalición. No obstante se pretende obviar todo ello, y reducir la impunidad y la corrupción a escándalos mediáticos de temporadas electorales y elegir algún candidato que por arte de magia extinga la criminalidad sistémica que afecta a sustratos importantes de las instituciones políticas, de justicia, económicas y de seguridad.
»Los tiempos electorales van estar sometidos a una gran presión social debido a esta descomposición pública, que advierte ya de una insurgencia cívica que comienza a emerger en diferentes lugares y de diversas formas...»
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