»En todo caso, y desde la perspectiva de la literatura en general, hay historias que no se conciben fuera de un determinado ambiente. Hamlet, fuera del mundo hiperbóreo, no creo que tenga demasiado sentido. Imaginaos por un momento el personaje en Sicilia... ¿Creéis que puede encajar, allí? Yo no, desde luego. La verdad es que no nos damos cuenta, pero el entorno nos condiciona en una gran medida. Por este motivo lo tengo muy en cuenta a la hora de elaborar una novela. Y no se trata tan sólo de atender el escenario en el que enmarco la acción; también cuido el nombre de los personajes, y el título mismo de la novela. A veces, no he escrito el nombre del personaje hasta que he encontrado uno oportuno. Todos los nombres de persona tienen connotaciones; es algo innegable. Robustiana, por ejemplo, nunca podrá ser el nombre de la doncella de una novela romántica. Es una cuestión de afinidad hacia el contexto, de "credibilidad" literaria. Y no es, desde luego, algo fácil de tratar. En muchas ocasiones he cambiado los nombres de algunos de mis personajes bien avanzada la novela. Es aquello de no colocar una perla en un saco de arpillera... En síntesis, pienso que la clave de un libro es situarlo todo en su contexto...»
Entrevista en Biblio 3W.
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