lunes, enero 16, 2017

De poesía y prosa - Susan Sontag

«La república de las letras es, en realidad, una aristocracia. Y "poeta" siempre ha sido un titre de noblesse. Aunque en el periodo romántico la nobleza del poeta ya no fue sinónimo de mera superioridad y adoptó un carácter adverso: el poeta como avatar de la libertad. Los románticos inventaron al escritor heroico, una figura central de la literatura rusa (la cual no se desarrolla hasta comienzos del siglo XIX); y como en efecto ocurrió, la historia hizo de la retórica una realidad. Los grandes escritores rusos son héroes (no tienen opción si han de ser grandes escritores) y esa literatura continúa fomentando las nociones románticas del poeta. Para los poetas rusos modernos la poesía defiende el inconformismo, la libertad, el individualismo frente a la sociedad, el presente despreciable y vulgar, el esclavo comunitario. (Como si la prosa en su verdadero estado fuera, en definitiva, el Estado). Por ello es natural que insistan en el carácter absoluto de la poesía y su diferencia radical con la prosa.

»La prosa es a la poesía, afirmó Valéry, lo que el andar a la danza: la supuesta superioridad inherente de la poesía en los románticos apenas se limita a los grandes poetas rusos. Siempre es una caída, sostiene Brodsky, que un poeta elija la prosa, es "como pasar del galope tendido al trote". El contraste no sólo se refiere a la velocidad, desde luego, sino a la masa: la naturaleza compacta de la poesía lírica frente a la cabal extensión de la prosa. (Gertrude Stein, aquella virtuosa del arte antilacónico, de la prosa extensa, sostenía que la poesía es sustantivos, la prosa, verbos. Es decir, el genio característico de la poesía es nombrar; el de la prosa, mostrar el movimiento, el proceso, el tiempo: el pasado, el presente y el futuro). La prosa reunida de todo poeta excepcional que haya escrito prosa de excepción —Valéry, Rilke, Brecht, Mandelstam, Tsvietáieva— es mucho más voluminosa que el conjunto de su poesía. En literatura hay algo semejante al prestigio que los románticos conferían a la esbeltez.

»Que los poetas escriban prosa con regularidad y los prosistas casi nunca poesía, no es, como sostiene Brodsky, prueba de la superioridad de esta última. Para él, "El poeta, en principio, es 'superior' al prosista… pues un poeta menesteroso es capaz de sentarse y redactar un artículo, mientras que, en parecidos apremios, a un prosista apenas se le ocurriría pensar en un poema". Pero el meollo sin duda no es que escribir poesía sea menos rentable que escribir prosa, sino que es singular: la marginación de la poesía y su público; lo que antaño se tenía por un oficio común, como tocar un instrumento musical, parece en la actualidad coto de lo difícil e intimidante. Ya no sólo los prosistas, sino en general la gente cultivada, no escribe poesía. (Al igual que la poesía, como había sido común, ya no se memoriza). El desempeño mismo en la literatura moderna está condicionado en parte por el amplio descrédito de la noción de virtuosismo literario; por la manifiesta merma de virtuosismo. Parece absolutamente extraordinario que hoy alguien pueda escribir una prosa brillante en más de un idioma: nos maravillan Nabokov, Beckett y Cabrera Infante, pero hasta hace dos siglos semejante virtuosismo se habría dado por sentado. Lo mismo sucedía, hasta fecha reciente, con la capacidad de escribir poesía así como prosa.

»En el siglo XX, la escritura de poemas tiende a ser la distracción juvenil del prosista (Joyce, Beckett, Nabokov…) o una actividad ejercida con la mano izquierda (Borges, Updike…). Ser poeta es presuntamente más que escribir poesía, incluso poesía excepcional: Lawrence y Brecht, quienes escribieron grandes poemas, no son tenidos en general por poetas de excepción. Ser poeta es definirse, y persistir en seguir siendo (a pesar de todo), sólo poeta. Así, Thomas Hardy, que fuera considerado por todos ejemplo literario en el siglo XX en cuanto prosista excepcional y también gran poeta, renunció a la novela para así escribir poesía. (Hardy dejó de ser prosista. Se convirtió en poeta). En este sentido, el concepto romántico de poeta, el que sostiene la máxima relación con la poesía, ha prevalecido, y no sólo entre los escritores rusos modernos...»

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