sábado, diciembre 17, 2016

El poder de la palabra - Guillermo Samperio

«Los talleres literarios tienen también un aspecto positivo fundamental: quien fatalmente ha obtenido la capacidad creadora, ahí encontrará un cultivo precioso para su desarrollo, sobre todo si el maestro tiene la sensibilidad y la visión y la modestia para fertilizar esa fuerza creadora que está germinando en aquel individuo que llega al recinto con un montón de libros bajo el brazo. En este punto vale decir que tampoco es suficiente la creatividad para ir más allá de las formas literarias establecidas, pues éstas representan el poder de la palabra y, como todo poder, tiende a perdurar y a maniatar. El poder de la palabra nos hace gozar como lectores, por ello han surgido escrituras perennes o clásicas; pero como escribanos, ese mismo poder nos ata la creatividad, nos encasilla, nos determina. En un escritor el gusto de la lectura y el gusto de la escritura deben tender a ser diversos, en especial en lo que a los aspectos formales se refiere. Es en este problema donde la razón, la voluntad y el conocimiento tienen su decisiva intervención, convirtiéndose en cancerberos que custodien la puerta de las posibilidades creativas del individuo contra cualquier intervención extraliteraria. Por ello mismo toda teoría que pretenda normar la escritura de un país está atentando contra la creatividad individual y, a más largo alcance, contra una posible literatura nacional, contra sus escrituras perennes.»

"¿Escritor o bailarina?", en La talacha, n. 2, 1987.

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