viernes, julio 08, 2016

Café

Se me cayó el café en el papel a las tres de la mañana. Creo que ya estaba medio dormido, o fuera de mí, o dormido. Según yo estaba escribiendo. No sé. En fin, miré el papel y me gustaron las manchas: otro alfabeto. Metí el pincel en la taza y continué escribiendo. Tinta, café, sangre... Todos somos humores, hacia adentro y hacia afuera, somos flujos. La taza (mi "tacita", de la que tantas bromas se han hecho) es parte de la escritura, siempre lo ha sido.




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