De la entrevista "No es posible avanzar sin transgredir", realizada a Agustín Fernández Mallo por Hoy es Arte, van los siguientes párrafos:
Hablar de humanidades y de ciencias como cosas antagónicas es como pensar que los científicos no son humanos. Evidentemente las ciencias son humanidades. Es la expresión del espíritu. La ciencia es una construcción colectiva tan real como lo es la literatura. La emoción de un científico ante un hallazgo es también una emoción de orden estético, no puede ser de otra manera. No contemplo esa separación, aunque es evidente que hay mucho fundamentalismo todavía por ambas partes...
Evidentemente es imposible avanzar en nada sin transgredir. Ni en poesía, ni en ciencia, ni en narrativa, ni en tu propia vida, ni en nada. Ahora bien, conviene matizar y no quedarse sólo con eso pues no creo que funcione el transgredir por transgredir. Hacerlo así no deja de ser una pataleta de adolescente. Para transgredir tienes que conocer muy bien lo que está asentado, lo que es ortodoxo para ver cuáles son los puntos flacos y a partir de ahí transgredirlos. No tiene sentido el levantarse un día y pensar “hoy voy a transgredir porque me apetece”. Eso nunca funciona. Las transgresiones aparecen por una combinación compleja e incognoscible que es una mezcla de tu cultura, tu sensibilidad y conocimientos, el entorno, el azar… Todo eso conforma que un día haciendo algo llegues a la transgresión.
No me gusta ir en contra de nadie, pero tampoco a favor de nadie. Cuando escribo pienso en mí porque pienso en mi investigación poética. Nunca pienso en agradar al lector, como tampoco pienso en desagradarle. Quiero que me dejen investigar en mi mundo y si eso luego gusta pues fenomenal, pero si no gusta no puedo hacer nada. Sé que tengo detractores, pero considero que un texto que no está en el debate crítico es un texto que no existe.
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