y los higos crecían entre espinas,
cuando la luna era de sangre, entonces
fue que vine a la vida.
Con monstruosa cabeza, repelente rebuzno
y las orejas como errantes alas,
parodia andante del demonio, en medio
de la restante grey de cuatro patas.
Descastado harapiento de la tierra,
viejo, maligno y terco.
Azotadme, burlaos; yo estoy callado,
yo guardo mi secreto.
¡Tontos! ¡Sabed que tuve alguna vez mi hora,
una lejana y dulce hora de rapto;
hubo clamores junto a mis oídos
y palmas a mi paso!
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