—¡Ay, es que usted nos pone puros textos raros, profe!
No supe qué decir. Para mí son ejemplos de la mejor narrativa (Cortázar, Eco, Tario, Serna, Maupassant). ¿Raros? Nervioso, empecé a roer la pared del salón con mis minúsculos dientes, entre las risas de los alumnos. La escuela está en una vieja casa, y no tuve problemas en trar pedazos cada vez más grandes.
En cuanto el agujero estuvo suficientemente grande me escabullí por él.
Me buscaron unos días y ya después optaron por dejarme aquí, entre las paredes. De vez en cuando me arrojan algún libro y galletas.
Textos raros... ¡Pamplinas!
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