martes, enero 27, 2015

Verdad, forma y contenido - George Steiner

Dante asegura al lector que dice la verdad. Lo jura (ti giuro) por lo que le es más preciado, la Commedia misma. Una función de verdad suprema autoriza el poema. La paradoja de la invención auténtica está íntimamente fundada en la transmutación de la naturaleza de la verdad gracias a la encarnación divina de Jesús. Las "verdades fabuladas" de los antiguos, pese a la excelencia de su forma, son, en última instancia, mendaces. O, como en el caso excepcional de Virgilio, no son verdaderas más que episódicamente.

La naturaleza de todo arte serio, de todo texto literario y filosófico es precisamente convertir en inseparables las categorías de "forma" y "contenido". El contenido de un cuadro es, en todo momento de su ejecución y percepción, el propio de sus medios formales. El sentido de una fuga o una sonata es exactamente ése. Más allá de los rudimentarios niveles semánticos, la paráfrasis y la traducción están condenadas a la distorsión o el inacabamiento justamente porque el significado del original está completamente aprisionado en su especificidad léxica, gramatical y conceptual. Una oda o un epigrama distribuyen sus palabras de modo diferente al soneto. El contenido forma y la forma confiere substancia. Por ello, por muy instintiva que sea en nuestro uso o en nuestras referencias espontáneas, la diferenciación entre lo inventado y lo creado se rompe completamente en el campo de la estética y de la semiótica.

Gramáticas de la creación

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