—Al final, Valentín, vos también tenés tu corazoncito.
—Por algún lado tiene que salir... la debilidad, quiero decir.
—No es debilidad, che.
—Es curioso que uno no puede estar sin encariñarse con algo... Es... como si la mente segregara sentimiento, sin parar...
—¿Vos creés?
—... lo mismo que el estómago segrega jugo para digerir.
—Es curioso que uno no puede estar sin encariñarse con algo... Es... como si la mente segregara sentimiento, sin parar...
—¿Vos creés?
—... lo mismo que el estómago segrega jugo para digerir.
—¿Te parece?
—Sí, como una canilla mal cerrada. Y esas gotas van cayendo sobre cualquier cosa, no se las puede atajar.
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