martes, diciembre 28, 2010

Cuento de navidad - Vladimir Nabokov

Se hizo el silen­cio. La luz de la lám­para ilu­mi­naba des­pia­da­da­mente el ros­tro mofle­tudo del joven Anton Golïy, ves­tido con la tra­di­cio­nal blusa rusa cam­pe­sina abo­to­nada a un lado bajo su cha­queta negra, quien, ner­vioso y sin mirar a nadie, se dis­po­nía a reco­ger del suelo las pági­nas de su manuscrito que había des­per­di­gado aquí y allá mien­tras leía. Su men­tor, el crí­tico de Reali­dad Roja, miraba el suelo mien­tras se pal­paba los bol­si­llos bus­cando una ceri­lla. Tam­bién el escri­tor Novodvortsev guar­daba silen­cio, pero el suyo era un silen­cio dis­tinto, vene­ra­ble.

Todo ner­vioso, pero ner­vioso con la exci­ta­ción del triunfo, sin­tiendo que había encon­trado la clave única y nece­sa­ria, que iba a com­po­ner algo exqui­sito, que iba a des­cri­bir como nadie lo había hecho antes la colisión de dos cla­ses, de dos mun­dos, empezó a escri­bir. Escri­bió acerca del árbol opu­lento en el esca­pa­rate des­ca­ra­da­mente ilu­mi­nado y del tra­ba­ja­dor ham­briento, víc­tima del paro, mirando aquel árbol con mirada severa y sombría.”

Un joven apren­diz de escri­tor lee su pri­mera narra­ción ante su men­tor, crí­tico lite­ra­rio, y uno vete­rano. El crí­tico calla, el escri­tor ya cono­cido pone algu­nas tra­bas a la obra del prin­ci­piante. El crí­tico, en silen­cio, final­mente sugiere que para un prin­ci­piante un cuento de Navi­dad sería un inicio adecuado y da algu­nas ideas, que final­mente, tras una lucha esfor­zada por­que la ins­pi­ra­ción se resiste a lle­gar, apro­ve­cha el escritor con­sa­grado, Novod­yor­tsev, “robando” la idea des­ti­nada a otro. Este es el comienzo:

“El inso­lente árbol de Navi­dad —escri­bió Novod­yor­tsev— ardía con todos y cada uno de los colo­res del arco iris.”

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