No hay rompecabezas imposibles, es sólo que a veces faltan piezas. Cuando las palabras embonan con los silencios todo cobra vida.
Ya lo presentía, pero así como compruebo a qué huele el metal es así que reconozco que el olor que tanto me fascina es sólo el calor de la fricción. No es sudor lo que emanamos: son nuestras almas envolviéndose. Los otros cinco, incluido el umami, apenas son percepciones: el único sabor eres tú.
Soberbio texto. Me encantó. A veces nos traes palabras de maestros, y las disfruto, claro está; pero las tuyas tienen categoría como para ser protagonistas de tu casa siempre.
ResponderBorrarLas emociones más intensas se abren paso en los silencios.
Un abrazo.