sábado, abril 03, 2010

calor


Fue hace poco. Ocho días después de que fue oficial, sentí a la primavera aposentarse de la ciudad: adoquines más rojos, mejillas ruborizadas, sudor en las frentes y las alas resguardadas en los árboles. Sobre todo, oleadas de olores y colores, todas las visiones que hibernaban brincaron frente a mí, oleajes en el desierto, flores, muchas flores me asaltaron. Mis pupilas, vueltas locas, ordenaron tomar un puesto estratégico en un café de la plaza para ejercitarse y con esa magia desaparecer otras cuantas hojas en blanco.


1 comentario:

  1. Bien plantadas estas letras. La mayoría de los escritores se inspiran con la primavera. Yo no, prefiero, con diferencia, la calma del otoño, cuando todo espera.
    Un abrazo.

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