"-¿Un gallo cantó, dicen? -exclamaron los judíos, sonriendo-. Los que han escrito esto, ¿ignoraban, pues, nuestra Ley? ¿La conocen ustedes mismos? Sepan que no se hubiera encontrado un gallo vivo en todo Jerusalén. Quien hubiese introducido en la ciudad de Sión uno de estos animales, vivo, -sobre todo en la víspera de ese día de Pascua en que se inmolaban en los arrios del Templo millares de holocaustos-, hubiera sufrido, por sacrílego, la lapidación. Porque la Ley basaba su rigor en el hecho de que el gallo, alimentándose en los muladares donde escarba y hunde el pico, hace salir mil bichos impuros que el viento de las alturas disemina y que pueden, esparciéndose -y pululando- por los aires, ir a corromper las carnes consagradas a Dios..."
viernes, abril 02, 2010
el gallo
Fragmento de un cuento de Villiers de L´Isle Adam, tomado de Ciudad Seva. No se queden aquí, vayan a conocer la respuesta a esta interrogante, respuesta certera y fascinante:
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Vaya, no lo sabía. Así que no pudo cantar el gallo esa noche...
ResponderBorrarInteresante.
Hasta la próxima.