Desdendenantes, en lo que hoy se llama México, dirigentes y plebe (pipiltzin y macehuales; peninsulares, criollos, mestizos y demás castas; estirados y peladitos; los de la alta y la broza; Slim y los demás) nos hemos dado tiempo y hemos designado espacios para gozar del mitote y para cumplir con el tequio, para la guerra y la guerra florida; para repicar o andar en la procesión. Los dioses y los símbolos han cambiado cada tanto, así como el enemigo común contra el que se grita y se maldice, o del que nos burlamos.
La bronca es que ya no hay reglas: quieren que hoy mezclemos todo eso al mismo tiempo, y no sabemos ya quién es el enemigo.
Como chiflar y comer pinole.
Hoy no te he comprendido como quisiera, así que te dejo un saludo y un hasta pronto.
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