"Escribía cuentos desde pequeña, pero no quería ser escritora. Quería ser actriz. No me di cuenta entonces de que es el mismo impulso. Es ficción. Es actuación. La única diferencia es que una escritora puede hacerlo todo sola. Hace unos años, me impactó cuando una amiga nuestra, actriz, cenó aquí con nosotros y un par de escritores más. De repente, me di cuenta de que era la única persona en la sala que no podía planear lo que iba a hacer. Tenía que esperar a que alguien se lo pidiera, lo cual es una forma extraña de vivir. Me gustan las frases largas, a lo Henry James. Eso sería lo ideal en un texto, ¿no? Una obra entera —ocho, diez, veinte páginas— en una sola frase. De hecho, las frases de mi no ficción son mucho más complejas que las de mi ficción. Más cláusulas. Más punto y coma. No me parece que oiga tantas cláusulas cuando escribo una novela".
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