que algo se ha muerto aquí
sin llanto,
sin sepulcro,
sin remedio,
que otro aire se respira ahora en el alma,
patio oloroso a humo donde cuelgan
tantos locos afectos de otros días.
Tendría que decir que ha llovido
ceniza tanto tiempo
que ha tiznado por siempre las magnolias,
pero es pueril la imagen y me aburro.
Me aburro dócilmente, blandamente, como cuando era niña y me tiraba a ver pasar las nubes,
y la vida era larga como una carrilera.
Ahora el tren da la vuelta y unos rostros borrosos me saludan desde lejos:
yo amé a aquel hombre que va hablando solo.
aquel otro me amó y no sé su nombre.
La tarde se silencia y todos parten.
Soy yo la que hace tiempo ya se ha ido.
Ahora el tren da la vuelta y unos rostros borrosos me saludan desde lejos:
yo amé a aquel hombre que va hablando solo.
aquel otro me amó y no sé su nombre.
La tarde se silencia y todos parten.
Soy yo la que hace tiempo ya se ha ido.
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