miércoles, marzo 20, 2024

Nuno Júdice (1949-2024)

Periódico de Poesía, trad. Blanca Luz Pulido

Metafísica

A veces, un verso transforma el modo en que
se mira el mundo: las cosas se revelan
en donde nadie las suponía; y
el centro se mueve de donde estaba, desde
el origen, forzando al pensamiento a rodar
en otra dirección. El poema, sin embargo, no
tiene por fuerza que decirlo todo. Su
esencia reside en el fragmento de un absoluto
que algún dios se llevó. Miro
ese vestigio de la totalidad sin ver más
que eso —el resto de la antigua
perfección— y dejo atrás el camino
de la idea, la ambición teológica, el sueño del
infinito. ¿De qué eternidad me olvido,
entonces, en el fondo de la estrofa?

* * * * *

Semiología

Digo: el amor. Hay palabras que parecen sólidas,
al contrario de otras que se deshacen en los dedos.
Soledad. O incluso: miedo. Podemos escoger
las palabras, meterlas dentro del poema como
si fuera una caja. Pero no esconderlas. Ellas
se quedan en el aire, invisibles, como si no necesitaran
de los sonidos con que las decimos.

Y luego, el efecto de las palabras. Su rotación
en la cabeza, y por las arterias, hasta el centro:
el corazón. Dicho con otra palabra: el
amor. Pero no hablo de sinónimos; a fin de cuentas,
hay palabras que encierran lo contrario de lo que
significan, y solo las conoce quien ama, si
la vida no lo llevó por caminos confusos.

Te amo. También podría decir: la soledad
con que te amo, o el miedo de amarte. Con
una palabra se puede hacer todo, en una página,
cuando lo que está ahí es un poema. Sin embargo,
estas palabras me conducen a ti, es decir,
te hacen vivir dentro de ellas. Por eso
todo se confunde: el amor, la soledad, el miedo,

y hasta la vida, que también es una palabra.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario