La impronta del existir: su rompecabezas
Tomás Calvillo Unna
Rendija: el mismo día de la marcha para afianzar el liderazgo de la llamada 4T, en San Luis Potosí, Conchita Calvillo Alonso viuda de Nava cumplió 105 años, acompañada por familiares, amigos y quienes reconocen en ella la dignidad de la lucha democrática. La carta para postularla a la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado (y se publicó aquí mismo hace semanas) reunió más de 200 firmas, signo de una nación plural y diversa que sabe reconocer lo sustancial: el respeto al derecho a disentir para edificar la Democracia y la Paz como ingredientes esenciales de la convivencia política. Difícil encontrar otra personalidad que convoque a los opuestos, a los que aparentemente tienen posiciones irreconciliables; ahí están esas firmas que apoyaron a la mujer lúcida y valiente.
A su edad, su ejemplo de vitalidad es una enseñanza para la nación misma en estos tiempos de desencuentros e incertidumbre y de lucha despiadada por un poder que tiene marcadas sus horas, como todo quehacer.
No te rindas, su consejo, su mantra.
I
La sustancia del alma es la eternidad;
el pasaje del cuerpo
adquiere su sentido
en la experiencia de esa conciencia.
el pasaje del cuerpo
adquiere su sentido
en la experiencia de esa conciencia.
II
Domar el tiempo es saber respirar,
es la disciplina para la libertad;
sin ataduras
se descubre la presencia:
el mismo caos encuentra reposo ahí,
en el don del espacio,
y su continuo desplegar.
Domar el tiempo es saber respirar,
es la disciplina para la libertad;
sin ataduras
se descubre la presencia:
el mismo caos encuentra reposo ahí,
en el don del espacio,
y su continuo desplegar.
III
La convocatoria del asombro
no se anuncia.
Cada instante
es una oportunidad de tocar lo inefable;
la vida, así,
es el collar
para enzarzar perlas y noches
obsidianas y días,
en medio incluso de las tragedias.
La convocatoria del asombro
no se anuncia.
Cada instante
es una oportunidad de tocar lo inefable;
la vida, así,
es el collar
para enzarzar perlas y noches
obsidianas y días,
en medio incluso de las tragedias.
IV
La oración emerge
en la fricción de la palabra con la inmensidad,
una sabiduría vibratoria;
la concreción necesaria
para percibir
y evitar la dispersión
entre lo fugaz de nuestro quehacer;
la inmolación esculpida del destino,
indagar la riqueza del abandono.
La oración emerge
en la fricción de la palabra con la inmensidad,
una sabiduría vibratoria;
la concreción necesaria
para percibir
y evitar la dispersión
entre lo fugaz de nuestro quehacer;
la inmolación esculpida del destino,
indagar la riqueza del abandono.
La oración no busca: encuentra.
V
Lo excelso le pertenece al corazón,
a sus vocablos,
donde confluyen los ríos de la existencia.
El corazón no es ajeno al mar,
sostiene su ritmo original de vida,
el vaivén de las olas,
su palpitar, su hondura.
Lo excelso le pertenece al corazón,
a sus vocablos,
donde confluyen los ríos de la existencia.
El corazón no es ajeno al mar,
sostiene su ritmo original de vida,
el vaivén de las olas,
su palpitar, su hondura.
VI
La Inspiración se pierde
cuando la ambición crece.
Lo monstruoso suele sustituirla
y ello sucede en todos los ámbitos,
desde el arte hasta la política.
La Inspiración se pierde
cuando la ambición crece.
Lo monstruoso suele sustituirla
y ello sucede en todos los ámbitos,
desde el arte hasta la política.
VII
Pequeños dioses en disputa:
a nadie pertenecen
el agua, el fuego, la tierra, el viento
el éter, menos el sino
de quienes caminan o reposan.
Pequeños dioses en disputa:
a nadie pertenecen
el agua, el fuego, la tierra, el viento
el éter, menos el sino
de quienes caminan o reposan.
VIII
La trascendencia
no necesita prevención,
solo atención
para entender
los contornos de lo inalcanzable
y comprender nuestra condición
de permanente desafío.
La trascendencia
no necesita prevención,
solo atención
para entender
los contornos de lo inalcanzable
y comprender nuestra condición
de permanente desafío.
IX
No dejamos de estar escribiendo en las arenas:
el complejo andamiaje de conocimientos;
los múltiples relatos están ahí,
a orillas de los océanos,
hasta que la marea suba.
No dejamos de estar escribiendo en las arenas:
el complejo andamiaje de conocimientos;
los múltiples relatos están ahí,
a orillas de los océanos,
hasta que la marea suba.
X
Las aves agitan sus alas
en las colinas del viento,
con el pico de sus sonidos
escarban el misterio,
su arte, su tarea,
su lenguaje.
Las aves tan cercanas
en su distancia.
Las aves agitan sus alas
en las colinas del viento,
con el pico de sus sonidos
escarban el misterio,
su arte, su tarea,
su lenguaje.
Las aves tan cercanas
en su distancia.
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