Uno cava en el verso,
hunde la pluma en él
hasta que corren las primeras gotas
de sangre por la página.
Pero el verso no corre.
Se queda ahí, parado.
Nadie lo lee o conoce.
Se escucha el ay de imprenta
que multiplica el verso
por mil o cinco mil.
Ya impreso,
la burla es más graciosa:
otras mil veces no será leído.
* * * * *
Poema
Todo poema
es su propio borrador.
El poema es sólo un gesto,
un gesto que revela lo que
no alcanza a expresar.
Los poemas
de perfectísima factura,
lo más grandes,
son exclusivamente
un manotazo afortunado.
Todo poema es infinito.
Todo poema es el génesis.
Todo poema nuevo
memoriza el futuro.
Todo poema está empezando.
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