Desde entonces coincidimos, cotorreamos y planeamos, lo mismo en muchos rumbos (luminosos y en penumbra) de la hoy CdMx que otros tantos de Guadalajara. El Bombay, el Bull-Pen, el Covadonga, el 14, la Mutualista o el Veracruz. Horas que se iban como agua. Un Virgilio de lujo.
Hoy hojeo mi colección de la revista Generación. Imprescindible. Muchos colegas dijeron hoy en las redes que Carlitros les publicó sus primeros textos. Siempre el recuerdo de un bar, de su oficina. Siempre abierto, generoso.
Lo seguí en Cáñamo, la revista pro-legalización de la mariguana. Si se podía, nos buscábamos en las FIL para una tarde de buena charla y tragos. Le mandé mis libros recientes en octubre, y ya no hubo tiempo de presentarlos en la pulquería Insurgentes, donde lo visité dos o tres veces, antes de la pandemia.
Tristeza inmensa. Hasta pronto, Carlitos querido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario