jueves, octubre 14, 2021

De mirra - José Pulido


El tiempo no necesita tocar para entrar
pero el gong del recuerdo debe repicar
con estruendo metálico de tormenta y de invasión
para que despiertes de nuevo y surja de pronto
una y otra vez lo que has dicho para tus adentros

Debería haber un mérito que te proteja.
Si los mismos inocentes te lo han arrebatado
¿por qué asumir la forma de la vergüenza?

Desde aquella eternidad hasta la fecha
los dedos de ella gotean mirra
sobre la puerta en vela, la aterrada puerta
¿cómo reaccionar ante la seducción de las afueras?

Las dificultades que no tienen fianza del espíritu
son tiempo perdido a menos que agites el aire
como si fueras un fantástico personaje alado

Las paredes de la materia indiferente
ignoran tus manos que gotean mirra
el neón, los comercios,
la gente detenida en las paradas
te ignoran mujer
y los guardias y otros vigilantes
esperan para golpearte

y sin embargo eso es vivir:
compartir la posibilidad de comprender
todo lo robótico maldito que sucede
eres la misma del pasado
eres la victima adorada

¿Qué vamos a hacer hoy?
¿cómo vamos a evadir nuestros abismos
y escalar nuestras cimas?
agita el aire con las alas que invoques
mientras recibes las torpes inclemencias

Escarlata viene de Bizancio
Cobre viene de Chipre
Aciago viene de Egipto

No puedo escribir esto sin repasar la suave
caricia inolvidable que nunca me has enviado
que murmuro hambriento cuando la noche suda
y la luna estorba

Vean esas enormes serranías,
esas escalinatas de cemento y de odio
hartas de cadáveres
donde desfallecen las horas del querer

no son nada frente a lo que ella ha caminado
ha recorrido más trechos tristes que diez siglos de cabras
y ha gemido desde su más amoratado ser
como todas las ballenas encalladas

esas veredas crueles
no son nada comparadas al muermo que provocan
los recuerdos de ofensas ad honorem
que siguen tallando muñecas dentro de las muñecas

La mujer es palimpsesto de sí misma
por eso saborea el resto del camino
sin miedo a mostrar el indefenso cuello
he ahí lo mejor después de lamentar
que el amor ha tocado la puerta y no lo han visto




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