Debería haber más calles para los peatones y para los bailadores,
brindar apoyo a quienes les da pena sacudirse o al menos mover la cabeza o los pies.
Las calles deberían ser más inclusivas: para los de buen contonearse, los que hasta cantan y los arrítmicos.
Se extrañan los paseos en que caminábamos al son que nos pusieran.
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